Mientras el Presidente Enrique Peña Nieto se dio el gusto de recibir a la Selección Mexicana después de su participación en Brasil 2014, y de “ratificar” a Miguel Herrera hasta Rusia 2018, en Costa Rica se frotan las manos desplazando al mandón de la Concacaf con hechos y no palabras.

A paso lento pero firme. En modo silencioso pero convincente, los Ticos van tomando una postura protagonista dentro del futbol mundial que inclusive, a ojos de la FIFA, esto se vuelve un aspecto revulsivo.

No solo clasificaron como líderes de su grupo, sino que lo hicieron sin perder un solo partido y jugándole por igual a tres potencias del balompié mundial.

Costa Rica escribió su mejor primera fase de una Copa del Mundo al sumar siete puntos y con solo un gol en contra.

Ayer ante Inglaterra, que buscaba despedirse del Mundial con al menos un punto, Costa Rica no se salió de su esquema de juego y le complicó las cosas a los europeos, que dejaron en claro la necesidad de grandes cambios en el representativo que dirige Roy Hodgson, al terminar como últimos de su grupo.

Un presidente diferente, con menos política y más tacto humano. Este es Luis Guillermo Solís, el costarricense que tomará posesión el próximo 8 de mayo. 

Costa Rica es uno de los países con el PIB per capita más alto de Centroamérica.  Recientemente ocupó el primer lugar de la región en el Índice de Progreso Social (SPI, por sus siglas en inglés).