Para la Final de la Copa del Mundo, tanto Argentina como Alemania tienen “un pase directo con Dios”: sus Papas.
El desempeño de ambas selecciones ha dejado mucho que desear.
“Que hayan llegado hasta donde han llegado es un subterfugio de la fortuna. Han sido dos selecciones rácanas, perversas, miedosas, capaces solo de la traición del contragolpe, a pesar de tener a Messi y Robben, dos de las superestrellas de este Mundial”, aseguró ayer Julián Ruiz en El Mundo.
¿Puede entonces que lo que los haya llevado hasta el partido del domingo sea la intervención divina?
Andrea B. Assunto