MEMORIAESPACIAL
Estrógenos norteados
Perder el sentido de dirección puede llegar a ser frustrante. Basta con recordar alguna experiencia en la que hayamos pasado cerca de una hora –o más, sin afán de exagerar– buscando una calle en un entorno antes inexplorado.
O aquella vez en la que nuestra impuntualidad no se debió a otra cosa más que a esos minutos de más que invertimos buscando las llaves del auto en casa.
Eugenia Rodríguez