La programación que nos receta está basada en informativos, en su mayoría mediocres, llenos de información “basura” y boletines de gobierno que forman un paisaje idéntico día a día.
La única opción de entretenimiento masivo son las telenovelas y algunos programas de relleno con concursos y otros de corte religioso, disfrazados de cursos de motivación personal.
Juan Carlos Altamirano