El rector Jesús Ancer estaba ayer que se sonrojaba de contento en el Aula Magna, luego de que no estaba amarrado del todo el afiliar a la UANL a la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, pero se le hizo.
Cuando estaba terminando su ponencia, la centroamericana que también ganó el Premio Príncipe de Asturias en 1998, ratificó su afiliación como docente a la Casa de Estudios.
Claro, no será una catedrática regular, pero sí aceptó organizar foros con la idea de formar liderazgos en la UANL.
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