La mayoría de los spots que se transmiten durante el Super Bowl giran en torno a mensajes e imágenes sugestivos, pero este año, parece ser que el sexo ya no vende y los anuncios son un poco más “recatados”.
Las marcas optaron por bajarle el tono a sus comerciales y trataron de sacarle el mejor provecho a los 4 mil millones de dólares que les costó cada spot de 30 segundos. “Las compañías están usando los anuncios para construir su imagen, en lugar de llamar la atención por una noche”, publicó AP.
María Alesandra Pámanes