Su producto fraudulento llegó a ser conocido en México como la “ouija del diablo”, pues convertía personas inocentes en traficantes de drogas con solo lanzar un resultado positivo.
Se trata de James McCormick, el hombre de negocios británico que hizo una fortuna vendiendo un supuesto detector de bombas, drogas y hasta marfil, a 40 mil dólares la pieza.
Lo que realmente comerció McCormick era un simple dispositivo que encontraba pelotas de golf con un costo que no sobrepasa los 20 dólares.
Jorge Mireles