Si vas a ser mamá y fumas, es hora de que lo pienses dos veces. Se sabe que el tabaco puede provocar efectos adversos en el desarrollo del feto, tales como anomalías congénitas y problemas del corazón del futuro bebé.
Pero esos no son los únicos riesgos, llevarse un cigarro a la boca durante el embarazo también puede alterar las funciones del cerebro del bebé, de manera que cuando crezca, su hijo será más vulnerable a caer en adicciones, revela un estudio publicado en la revista JAMA Psychiatry.
El bebé experimenta ese mismo estado de satisfacción que les produce a sus mamás fumar, ya que la nicotina del tabaco también activa el sistema de recompensa de su cerebro.
Para comprobarlo, un equipo de investigadores de la Universidad Técnica, en Dresden, Alemania, comparó a 177 adolescentes de entre 13 y 15 años que habían sido expuestos al humo del cigarro en el útero materno, con 177 adolescentes -en el mismo rango de edad- cuyas madres no fumaron durante la gestación.
Entre los hallazgos, se encontró que 5 por ciento de los hijos de madres fumadoras reconoció haber fumado 30 días antes del estudio. También, ocho por ciento de estos adolescentes era propenso a abusar del alcohol. Mientras que 45 por ciento había fumado al menos un cigarro en su vida.