Bailando con Parkinson

Quien padece la enfermedad del Parkinson reconoce que el control del movimiento es su “talón de Aquiles”. 

Temblor en reposo, rigidez en las extremidades y lentitud de movimiento, entre otros síntomas, caracterizan a esta enfermedad crónica, neurodegenerativa y progresiva que no tiene cura. 

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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Quien padece la enfermedad del Parkinson reconoce que el control del movimiento es su “talón de Aquiles”. 

Temblor en reposo, rigidez en las extremidades y lentitud de movimiento, entre otros síntomas, caracterizan a esta enfermedad crónica, neurodegenerativa y progresiva que no tiene cura. 

Pero así como un tratamiento adecuado es indispensable para mejorar la calidad de vida, también es clave combinar el mismo con una terapia que contribuya a mejorar su salud mental, como el baile, pues se ha demostrado que esta práctica disminuye temblores y mejora la flexibilidad y, con ello, el estado de ánimo. 

El Parkinson puede traer consigo síntomas depresivos, un factor importante que contribuye a disminuir la calidad de vida de quien lo padece.

Desde 2001, por ejemplo, el programa global Dance for Parkinson’s, en Brooklyn, ofrece clases de baile especializadas impartidas por bailarines profesionales que “saben del estiramiento y del fortalecimiento de los músculos, del equilibrio y del ritmo, y saben cómo la danza concentra la mente, el cuerpo, y la emoción en el movimiento”, señala su sitio Web. 

“Parece que todos nos movemos con más fluidez, sin chocar con los demás, que es difícil de hacer cuando tienes Parkinson”, dijo a The Guardian Alison Underwood, una paciente de la tercera edad que fue diagnosticada con la enfermedad hace 10 años. 

Cuenta que quienes tienen la enfermedad suelen aislarse emocionalmente, dado a que dejan de sentirse cómodos en su propio cuerpo, por lo que la oportunidad de tener contacto físico en el baile “nos ayuda a superar las inhibiciones y relajarnos. Esto es útil porque el estrés y la tensión exacerban los síntomas de forma dramática”. 

De hecho, un estudio realizado por investigadores canadienses con pacientes de Parkinson de la Clínica de Trastornos del Movimiento del Centro de Salud de la Universidad McGill reveló que este baile contribuyó a mejorar de forma significativa el equilibrio y la movilidad funcional, y trajo consigo beneficios en las funciones cognitivas y reducción de la fatiga. 

Los autores atribuyen estas mejoras a las habilidades requeridas para poner en práctica esta danza de pareja argentina, desde pasos específicos que implican caminar hacia adelante y atrás –útil para quienes suelen tener dificultad para arrastrar un pie–, hasta la memoria de trabajo y el control de la atención para mantener el ritmo y maniobrar con el resto de quienes están en la pista de baile. 

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