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México lidera en obesidad a nivel mundial, seguido de Estados Unidos.
En las últimas tres décadas, el aumento de la incidencia de la obesidad en el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo, ha convertido este problema de salud pública en una epidemia a nivel global.
En el 2008, más de mil 400 millones de adultos mayores de 20 años padecían sobrepeso y 500 millones estaban obesos.
Actualmente, una de cada tres personas adultas en el mundo sufre de obesidad o sobrepeso, ambos considerados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el quinto factor de riesgo de muerte en el mundo. Y son los responsables de que al menos 2.8 millones de personas adultas mueran cada año.
Todo esto, aunado al aumento de las enfermedades asociadas con un índice de masa corporal (IMC) elevado como diabetes, cáncer y las enfermedades coronarias, llevó a Olivier de Schutter, Relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el derecho a la alimentación, a hacer un llamado para regular la obesidad, al igual que se hizo con el tabaco.
“Las dietas poco saludables son ahora una mayor amenaza para la salud mundial que el tabaco”, dijo este lunes Olivier de Schutter en un comunicado, en vísperas de que la Federación Internacional de Consumidores, Consumers International, lance hoy su propuesta de convención global de lucha contra la obesidad, en el marco de la 67 Asamblea Mundial de la Salud, en Ginebra, Suiza.
“Así como el mundo se unió para regular los riesgos del tabaco, ahora debe aprobarse un acuerdo marco sobre las dietas adecuadas”, apuntó.
Como dijo a la BBC el doctor Ian Campbell, médico clínico y fundador del Foro Nacional de la Obesidad en Reino Unido, “una diferencia importante entre la regulación del tabaco y la de comida es que necesitamos comida para sobrevivir, mientras que no necesitamos tabaco”.
De Schutter indicó que pese a las señales cada vez más preocupantes y que las acciones prioritarias ya identificadas, la comunidad internacional sigue prestando una insuficiente atención al empeoramiento de la epidemia de la obesidad y las dietas poco saludables.
Y dijo que “han pasado dos años desde mi informe sobre la nutrición y el derecho a la alimentación, y 10 años desde que la OMS lanzara su Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud. Sin embargo, la obesidad sigue avanzando, y la diabetes, las enfermedades cardíacas en conjunto con otras complicaciones de salud. Las señales de advertencia no están siendo escuchadas”.
En su informe referido en 2012 al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Schutter identificó cinco acciones prioritarias para afrontar los problemas de la obesidad y las dietas poco saludables: gravar productos no saludables, regular los alimentos ricos en grasas saturadas, sal y azúcar y tomar medidas fuertes contra la publicidad de comida chatarra.
Las últimas dos acciones van encaminadas a renovar los subsidios agrícolas equivocadas que hacen que ciertos ingredientes sean más baratos que los demás y apoyar la producción local para que los consumidores tengan acceso a alimentos sanos, frescos y nutritivos.
“Los intentos de promover las dietas sanas solo funcionarán si se arreglan los sistemas alimentarios en las que éstas se basan”, advirtió el experto de la ONU. Y precisó que “los gobiernos se han enfocado en aumentar la disponibilidad de calorías, pero con frecuencia han sido indiferentes al tipo de calorías que se ofrecen, a qué precio se venden, a quiénes se ponen a disposición y la forma en que se comercializan”.
Por su parte, Campbell concluyó que “hay un hecho del que no podemos escapar: la obesidad está matando a gran escala y sólo la acción de los gobiernos para atacar las causas fundamentales del sobrepeso llevara a una reducción considerable (de casos)”.
Cada vez más niños obesos
Los niños también están dentro de las proporciones epidémicas que la obesidad ha alcanzado a nivel global.
Ya lo anunció la directora general de la OMS, Margaret Chan, en el marco de la 67 Asamblea Mundial de la Salud de este organismo, que arrancó este lunes en Ginebra, Suiza: “nuestros niños están engordando”.
Durante esta semana, los representantes de 194 países miembros de la OMS formarán parte de una comisión internacional destinada a luchar contra la obesidad infantil en el mundo.
Según El Mundo, dicho comité deberá presentar, dentro de un año, un informe que incluya las soluciones que se han demostrado ser más eficaces para combatir el sobrepeso en niños y adolescentes a nivel mundial.
Y es que las cifras en ambos grupos son alarmantes, tanto en México como en el mundo. En 2010, aproximadamente 40 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso, según datos de la OMS.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, la prevalencia a nivel nacional de obesidad y sobrepeso en niños de entre cinco a 11 años fue de 34.4 por ciento. Y de 35 por ciento en adolescentes, lo que equivale a 6.3 millones de mexicanos de entre 12 y 19 años.
Peor aún, ahora son más los casos de niños y jóvenes que padecen enfermedades crónicas vinculadas con el sobrepeso y la obesidad, como hipertensión y diabetes. Incluso presentan altos niveles de colesterol y dolor en las articulaciones, como demostró una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
“En el pasado, los niños con hipertensión tendían a ser aquellos con enfermedades subyacentes como insuficiencia renal, o aquellos con anomalías vasculares o problemas genéticos específicos”, dijo Pamela Singer, doctora de la división de Nefrología Pediátrica del Hospital Infantil del Centro Médico Montefiore, en Nueva York.
“Ahora la gran mayoría de los casos de hipertensión que estamos viendo, son ‘hipertensión del adulto’ (…) en gran parte esto está relacionado a la dieta y el estilo de vida (…) y el fenómeno también aplica a otras enfermedades ‘adultas’”.
Obesos a falta de sueño
Además de factores como los hábitos alimenticios y el sedentarismo, las horas de sueño también influyen de manera importante en la obesidad infantil. Un exhaustivo estudio realizado por investigadores del Hospital Infantil MassGeneral (MGHfC), en Boston, reveló que los niños que dormían menos de lo recomendado durante sus primeros años de vida, presentaban mayores medidas corporales reflejadas en obesidad y adiposidad, incluida la grasa abdominal, que se conoce por ser particularmente peligrosa. Los resultados fueron publicados en la revista científica Pediatrics.