Cuando se sale de las manos

Juntos somos más fuertes, así lo consideran los seres humanos cuando desarrollan una identidad social, colectiva. Y si se trata de manifestarse, las emociones cantan un mismo himno que, en ocasiones, se convierte en un ruido de violencia, disturbios y protesta.

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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"Martin Luther King hablaba de los disturbios como una voz de los oprimidos, de reivindicar el poder en donde no tienes el poder de otras formas"
Stephen David ReicherPsicólogo social

Juntos somos más fuertes, así lo consideran los seres humanos cuando desarrollan una identidad social, colectiva. Y si se trata de manifestarse, las emociones cantan un mismo himno que, en ocasiones, se convierte en un ruido de violencia, disturbios y protesta.

A pesar de que se piensa de forma individual, cuando la identidad social se ve amenazada por el uso desproporcionado de la fuerza de otro grupo –la policía interviniendo en una manifestación, por ejemplo– los miembros unen fuerzas para pelear contra lo que se ha establecido como la oposición, según lo establecido en la teoría de conducta colectiva del “Modelo elaborado de identidad social” del psicólogo social Clifford Stott.

Los enfrentamientos callejeros y el caos que impera en las protestas, contribuyen a alimentar el viejo mito de que los disturbios son actos irracionales y que los involucrados son personas propensas a la violencia, “pierden todo sentido de responsabilidad propia… y surge la conducta primitiva”, como señala un análisis de las teorías del comportamiento colectivo realizado por la Universidad de Wisconsin-Madison.

Temas como la discriminación racial –y la militarización– de la policía se han convertido en un grave problema en Estados Unidos. La muerte del joven afroamericano Freddie Gray, quien sufrió una grave herida en la columna mientras se encontraba en custodia policial, y los violentos disturbios posteriores en la ciudad de Baltimore, no han hecho más que agudizar la tensión que en agosto del año pasado se produjo en Ferguson, luego de que el joven negro Michael Brown muriera herido por disparos a cargo de un agente de policía.

El psicólogo social Stephen Reicher, dice en Scientific American que los eventos masivos “tienden a ser eventos mezclados con algunas personas que sí tienen la intención de ser violentas y otros que no. La respuesta de las autoridades es ver al grupo en conjunto como peligroso. A ese punto, precisamente esas personas que originalmente no eran violentas tienen la experiencia de ser tratadas con hostilidad y por lo general con fuerza física. Bajo esas circunstancias, éstas ven la policía como ilegítima y la violencia escala”. 

Círculo de violencia

Pero que exista evidencia científica de que existe una lógica en los disturbios no significa que los mismos se lleven a cabo de forma inteligente. 

El problema es que ninguna de las partes –policía y manifestantes– contribuye a mantener el orden, a evitar que lo que comenzó una protesta pacífica se convierta en una jornada de violencia, al grado de declarar una ciudad en toque de queda y estado de emergencia, como sucedió en el caso de Baltimore, donde la violencia fue calificada “sin precedentes” por el coronel Darryl D. DeSousa, del Departamento de Policía de Baltimore.

Como fuerza policial, “no vas del cero al 100 en un paso. Se empieza con intervenciones a pequeña escala, y siempre estás dispuesto a dar un paso atrás”, que no existe en el ejercicio de la policía estadounidense, al menos cuando se trata de lidiar con miembros de la comunidad afroamericana. 

Y es que en febrero, el gobierno estadounidense acusó a la policía de la localidad de Ferguson de haber llevado prácticas de discriminación racial luego de que un informe realizado por el Departamento de Justicia –basado en la revisión de más de 35 mil documentos de la policía de Ferguson, entre 2012 y 2014– revelara que los residentes afroamericanos del suburbio de St Louis, en Missouri, fueron objeto del 85 por ciento de las detenciones de tráfico, 88 por ciento de los casos de uso de fuerza y 93 por ciento de los arrestos. 

Las personas de raza negra representan el 67 por ciento de la población de Ferguson. 

El disturbio como oportunidad

Ni tampoco ayuda el lanzamiento de piedras hacia la policía por parte de los manifestantes, quienes han sido descritos como “matones” y “criminales”, dada su responsabilidad en actos delictivos y destrozos en la ciudad, provocando incendios de locales y vehículos.

“No están protestando, no están haciendo una declaración. Están robando”, dijo en una conferencia de prensa el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama. “Están destruyendo y socavando los negocios y oportunidades en sus propias comunidades”.

“Son oportunistas”, dijo a ABC News Steve Gomez, ex agente del FBI. “Reconocieron que hay mucha frustración (…) y tomaron su oportunidad”. 

Para Gomez, los manifestantes sí buscan transmitir el mensaje de un hartazgo generalizado en la sociedad ante el criminalizado sistema de justicia estadounidense. 

“Sean matones, miembros de una pandilla, o personas que están frustradas (…) quieren llevarlas (las protestas) un paso adelante (…), quieren ser escuchados y están dispuestos a hacer arrestados por ello”. 

Al menos 15 policías han resultado heridos tras los incidentes en Baltimore. Y entre las víctimas hay quienes sufrieron fractura de huesos a causa del impacto de las piedras, botellas y ladrillos que fueron lanzados por los manifestantes. 

Por una protesta pacífica 

“Nos definimos por la manera en que respondemos y espero que, mientras los ojos del país están sobre Baltimore, se vea que esta es una comunidad dispuesta a afrontar temas difíciles, que está dispuesta a reclamar responsabilidades, pero que también reclama paz y progreso al mismo tiempo”, dijo a Baltimore Sun la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake.

Rawlings-Blake, afroamericana, reprobó los actos de violencia que han llevado a la detención de al menos 27 personas, y afirmó que “haremos que todo el mundo rinda cuentas. Está muy claro que hay una diferencia entre las protestas pacíficas que vimos la semana pasada y los matones”.

“Atravesar nuestra ciudad con la intención de destruirla, ¿qué resuelve eso? ¿Qué justicia trae?”, preguntó. “Más allá de quitarle trabajo a las personas de los comercios destruidos que tan duramente lucharon para tener esa fuente de recursos, ¿cómo contribuirá el saqueo a ayudarlos?”

Para la alcaldesa, pareciera que el fin de estos “matones”, cualquiera que éste sea, no justifica los medios. “Comprendo la indignación, pero lo que estamos viendo no es indignación, es la destrucción de la misma comunidad que dicen que les preocupa”.

El gobernador del Estado de Maryland, Larry Hogan, aclaró que existe una diferencia importante entre las protestas y la violencia, por lo que, advirtió que a los responsables “se les aplicará todo el peso de la ley”. 

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