Los efectos estimulantes en el sistema de recompensa del cerebro que causa el azúcar, y que la hacen adictiva, aunado a la epidemia de diabetes y obesidad a nivel global, han llevado a expertos a considerar que el azúcar sea regulada, como el tabaco y el alcohol.
En entrevista para Vox Media, el neuroendocrinólogo Robert Lustig, profesor de Pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en San Francisco, explicó que la dosis de azúcar es lo que determina que esta se considere como un veneno.
Y es el consumo del azúcar en exceso lo que contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas metabólicas.
Robert también argumentó que si se abusa de una sustancia, que es adictiva –el azúcar, dice, provoca la tolerancia y el síndrome de abstinencia, “dos fenómenos ligados a la adicción”– y que genera problemas sociales, “eso es criterio para la regulación”.
“La definición de adicto es que tú sabes que es malo para ti y aún así no puedes parar, como la heroína, el alcohol y la nicotina. Sabes que es malo para ti. Sabes que te va a matar. Pero no puedes parar, porque el impulso bioquímico para consumir es mayor que cualquier capacidad cognitiva para el autocontrol”, dijo.
Lustig profundizó en los cuatro requisitos que debe cumplir una sustancia, como el azúcar, para considerar que esta sea digna de regulación: la ubicuidad –se encuentra en todas partes–, la toxicidad, ya que debe de causar daño, el abuso y las externalidades, es decir, que tiene un impacto negativo en la sociedad.
Pero, aclaró el experto, no se trata de prohibir el azúcar, “nadie está hablando de deshacerse de ésta, pero para solucionar este desastre de salud pública tenemos que reducir el consumo”.
Y “la única manera de hacer eso para una sustancia adictiva es reducir su disponibilidad, y la única manera de reducir la disponibilidad son los impuestos, la restricción de acceso o la prohibición. Olvida la prohibición, eso queda fuera. Quedan los impuestos y la restricción de acceso. Bueno, eso es la regulación”.