Por muy curioso que parezca, existen ciertos rasgos que comparten quienes padecen anorexia y autismo, como la dificultad para leer y responder a las señales sociales, la obsesión por los detalles, los sistemas y el orden, la tendencia a estar absortos en sí mismos y las conductas rígidas.
Y como se ha demostrado que la oxitocina, popularmente llamada “hormona del amor”, puede reducir la ansiedad de las personas con autismo respecto al acto de socializar, Janet Treasure, profesora de psiquiatría y directora de los servicios de trastornos de alimentación del King College de Londres, investigó si dicha hormona también puede beneficiar a los anoréxicos.
Los resultados fueron positivos. No solo se demostró que las mujeres a las que se les administró oxitocina a través de un aerosol nasal mostraron menor interés en imágenes de alimentos y partes del cuerpo, sino que también se regularizaron ciertos rasgos de conducta y percepción social similares a los de una persona con autismo.
Los hallazgos de la primera investigación fueron publicados en Psychoneuroendocrinology.
En el segundo estudio, cuyos resultados fueron publicados en PLoS ONE, se observó que la oxitocina ayudó a que las mujeres prestaran menor atención a emociones negativas, como el asco que expresaban algunos rostros que se les mostraron. Treasure dijo a TIME que el asco es una señal de que uno no pertenece al grupo.
Youl-Ri Kim, profesora de la Universidad Inje, en Seúl, y coautora del estudio, dijo a la BBC que el estudio suma evidencia del potencial de la oxitocina como tratamiento para las enfermedades mentales.