La dieta del 2015

La nueva tendencia en alimentación sana va más allá de jugos verdes, la dieta mediterránea, una dieta libre de gluten  o smoothies compuestos de una lista interminable de superalimentos como cacao, semillas de chía y berza. 

La verdadera apuesta por una vida más saludable en 2015 –sin dañar al medio ambiente– consiste en la incorporación de insectos comestibles a la dieta. Porque la misma naturaleza nos lo está pidiendo a gritos y estamos en cuenta regresiva. 

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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millones de personas en todo el mundo complementan su dieta con insectos
¿Por qué es más raro comerse un bicho que un pie de cerdo?”
Michael PollanAutor del libro “Cooked”
Los insectos contienen 15 por ciento más hierro que las espinacas. Y proporcionan dos veces más proteínas que la carne de res
https://www.youtube.com/watch?v=4gbhqFxA8f8&feature=youtu.be

La nueva tendencia en alimentación sana va más allá de jugos verdes, la dieta mediterránea, una dieta libre de gluten  o smoothies compuestos de una lista interminable de superalimentos como cacao, semillas de chía y berza. 

La verdadera apuesta por una vida más saludable en 2015 –sin dañar al medio ambiente– consiste en la incorporación de insectos comestibles a la dieta. Porque la misma naturaleza nos lo está pidiendo a gritos y estamos en cuenta regresiva. 

De acuerdo a un reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), para el 2030, más de 9 mil millones de personas tendrán que ser alimentadas, además de los miles de millones de animales que se crían anualmente con fines alimentarios o recreativos y como mascotas.

A su vez, prácticas como la ganadería intensiva y el sobrepastoreo contaminan el suelo y el agua, lo que se traduce en la degradación de los bosques, lo que contribuye al cambio climático y a otros impactos ambientales destructivos, indica el informe publicado en 2013. 

La cría de insectos es una vía que, por muchas razones, la FAO sugiere para abordar la seguridad alimentaria y alimentación para el ganado. Los insectos no solo están ampliamente disponibles, sino que se reproducen rápidamente y poseen tasas de crecimiento y conversión del alimento, además de un impacto medioambiental bajo durante su ciclo de vida, pues emiten menos gases de efecto invernadero y de amoniaco que la ganadería convencional. 

Ya lo dijo en 2013 Julieta Ramos-Elorduy, investigadora del Departamento de Zoología del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista para Reporte Indigo: “estamos desperdiciando un recurso natural renovable que el planeta nos dio y que ahora puede ayudarnos para salvarnos de las crisis o hambrunas que quizá lleguen a venir”.

Y es que los insectos son una joya de alimento para el ser humano. Son una fuente rica en proteínas, grasas, vitaminas, fibra y minerales. 

A decir de Ramos-Elorduy, quien es especialista en insectos comestibles desde hace más de 20 años, el alto contenido de proteínas y ácidos grasos que contienen los insectos es incluso comparable con el que aportan otras fuentes de proteína animal, como el pescado, el pollo y la carne de res. 

“Las cocinas globales son particularmente populares, y comer insectos tiene ese factor sexy. Y los ácidos grasos omega-3 que se encuentran en los gusanos de harina son comparables a los de los peces”, dijo a la revista Harper’s Bazaar Suzy Badaracco, pronosticadora de tendencias en Culinary Tides, chef y nutricionista.

“Los insectos son el nuevo salmón”, o al menos así describe la revista de moda femenina mencionada a esta tendencia gastronómica.

No es algo raro

Si bien la idea de la ingesta de bichos por humanos –entomofagia– aún es rechazada por muchos, la realidad es que los insectos forman parte de la dieta de aproximadamente 2 mil millones de personas en todo el mundo. 

La FAO estima que se consumen más de mil 900 especies de insectos comestibles a nivel mundial, de las cuales se han detectado poco más de 500 en México, informó el organismo en un reporte titulado “Insectos comestibles: perspectivas de futuro para la seguridad alimentaria y alimentación para el ganado”, publicado en mayo del 2013. 

Insectos día y noche

Seguramente muchos aún no se atreverían a comer, por ejemplo, ese guacamole con chapulines como topping que enlista el menú de un restaurante, pero lo cierto es que  ya comes insectos en ese pan tostado con crema de cacahuate que desayunas a diario. Y tu salud no se ve comprometida. 

“Todo lo que son granos está parasitado con diferentes insectos”, dijo Julieta Ramos-Elorduy. Entonces en lugar de comer el puro carbohidrato, vamos a estar consumiendo parte de proteínas”. 

De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) cuenta con un manual que establece “los niveles de defectos naturales o inevitables en alimentos que no presentan amenazas para la salud de los humanos”. 

La harina de trigo, por ejemplo, tiene 75 o más fragmentos de insectos por cada 50 gramos. Y la crema de cacahuate contiene 30 o más fragmentos por cada 100 gramos. 

¿Eres amante del chocolate? Cada 100 gramos del llamado  “alimento de los dioses” contiene, en promedio, 60 o más fragmentos de insectos.

Mientras que cada 100 gramos de espárragos y brócoli congelado tienen 40 o más ácaros y 60 o más arañuelas y/o ácaros, respectivamente. Los macarrones y fideos concentran 225 fragmentos de insectos o más por cada 225 gramos. 

Hasta la salsa catsup tiene bichos. Más de 3 mil huevos de mosca se concentran en una botella de salsa de tomate, precisó la también autora del recetario gourmet de insectos comestibles “Creepy crawly cuisine”. 

Barras de insectos

Olvídate de las “barritas” de granola. Ha llegado una nueva ola de barras energéticas, al menos en Estados Unidos: las barras de insectos comestibles. La compañía pionera en esta oferta gastronómica es “Chapul Bars”, fundada por Pat Crowley, que vende barras hechas con harina a base de grillos y una mezcla de dátiles orgánicos, frutos secos y especias .

“Decidí crear un producto de consumo que haría el primer paso algo muy fácil para que las personas probaran insectos de una forma que no fuera una novedad, sino que estuviera incorporada a un alimento básico -de manera que fuera más como un producto nutricional”, explicó Crowley a la revista Fortune. 

Y añadió que están tratando “de establecer las futuras generaciones con un sistema alimentario más sostenible, uno que es  más eficiente con los recursos y uno que es más adaptable a un mayor cambio climático”. 

De la tierra a la boca

La FAO apunta que existen pocos datos disponibles sobre las cantidades de insectos que se consumen en el mundo, pero al menos se tienen identificados aquellos que son los favoritos de las personas que incluyen estos animales en sus platillos

> ‘¿Debemos comer bichos?’ 
Plática en TED

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