Entre la Ciudad de México y el resto de los estados hay idiosincrasias que se oponen, y de acuerdo con el actor y director Jair Torres Baizabal, aún hace falta analizar y reflexionar sobre ellas. Con El corazón de Hidra, Jair recurrió al acto escénico para abordar, en una primera lectura, la homofobia y cómo es vista desde el ambiente rural y citadino; la obra, en la cual actúa y dirige, tiene su primera temporada en el Teatro La Capilla.
“Es un tema recurrente hasta el día de hoy, afortunadamente ha habido muchos avances, tanto legislativos, como en el núcleo familiar, cultural, pero existe y como todo conflicto es importante hablar de ellos”, explica Baizabal a Reporte Índigo.
Para el actor, hacer este monólogo desde la trinchera del arte y el teatro físico le permite tener distintas lecturas y posibilidades. No se trata de un discurso aleccionador ni moralino, mucho menos es un regaño a la sociedad, al contrario, él desea que a través de esta historia se toquen fibras humanas y sensibles.
En El corazón de la Hidra se conoce al hijo del propietario de una funeraria, quien regresa al pueblo para el funeral de su padre. Mientras realiza los arreglos necesarios, recuerda lo que fue su vida junto a él, la ausencia de su madre, los motivos que lo llevaron a huir a la ciudad y el encuentro amoroso que cambió su vida.
“El padre nunca aceptó la sexualidad de su hijo, pero él regresa para tener esta última conversación de cuerpo presente con su padre. Este conflicto le toca a mucha gente, porque siempre tenemos muchas cosas qué decir y, a veces, por desgracia nos quedamos con ellas el lugar de poder platicarlas y resolverlas.
“Dice el diálogo ‘a lo mejor en algún momento se sintió orgulloso de la persona que soy’, las heridas más fuertes que puede tener una persona vienen del rechazo por una persona tan cercana, es un tema sensible que yo creo que la mayoría pueden atestiguar, no sólo por la orientación sexual, sino por alguna decisión”, explica.
La muerte es otro de los temas que el actor quería plasmar en su obra, pues como sociedad se han creado muchas ideas respecto a qué pasa después de que una persona querida fallece.
El ser humano pide respuestas y, para Jair, El corazón de la Hidra plantea tanto preguntas como respuestas a este evento natural; incluso, invita a pensar en la propia partida de este plano existencial.
“Traté de acercarme al personaje de una manera más honesta, tomé la relación que tiene con su padre, porque yo también perdí al mío, existe esta experiencia que me une con él, la necesidad de traerlo de vuelta, platicar cosas. Es muy satisfactorio poder acercarte a la audiencia a partir de una vulnerabilidad tuya y esa es la gran diferencia y el plus que tiene este proyecto”, platica.
De esta manera, el público se encuentra con un personaje muy humano, honesto, que busca el reencuentro con su padre, incluso quizá el perdón y poder sanar heridas.
Aunque Jair Torres ya había elaborado piezas que hablan sobre la muerte, ésta es la primera que la entrelaza con la homofobia, por lo que realizarla le resultó muy satisfactorio.
Y, desde que surgió la idea a través de un taller de dirección de proyectos que tomó con Pedro Kominic, hasta el día de hoy que puede verla en escena, cree que cumplió el sueño de hacer él sólo la dramaturgia, la dirección y la actuación de la misma.
“Me alegra muchísimo tener este mensaje, estoy muy enamorado de la historia. Fue todo un reto porque fui mi propio productor, hice la publicidad, carteles. A veces te encuentras con ciertos prejuicios en el teatro, de que para tener éxito debes tener un equipo enorme equipo. Afortunadamente hay personas que me apoyan y me han orientado y de las cuales aprendo a diario”, concluye.