La pedofilia reflejada en un payaso

“Scary clown” busca, además de asustar al público, hacer una introspección en un tema que aqueja a la sociedad y que está desatendido actualmente: el abuso sexual de menores

13 de Feb, 2018

Al recorrer los pasillos del Foro Sylvia Pasquel, la atmósfera evoca misterio entre los presentes: capas rojas, maniquíes colgando, alfombra carmesí y objetos que resultan de un pasado lejano a la modernidad, no es difícil sugestionarse ante este ambiente y menos al filo de la media noche.

Con el tema musical de “Entry of the gladiators” de Julius Fucik, clásico para anunciar un espectáculo circense, se invita al espectador a tomar asiento en la sala mientras que una voz distorsionada anuncia las llamadas para iniciar la función.

Si para este momento el público no se ha logrado dar cuenta de que algo va mal en lugar, es porqué ignora las señales de que en verdad, todo va a un cauce de terror psicológico, el cual es detonado por un único personaje.

Payaso es un hombre que vive encarnado en su maquillaje, peluca y vestimenta, pero que en su interior esconde a Narciso, un indefenso adulto que sufrió abuso sexual de niño y ahora él repite el patrón en los infantes a los que acude a felicitar y celebrar en sus fiestas de cumpleaños.

“Quería que tocara las fibras más internas del ser humano, que la gente viniera a sentir escalofríos pero no porqué lo estén asustando atrás sino porqué está viendo una cruda realidad completamente existente en todo el mundo, que es la pedofilia”

Luis NotniDirector de teatro

Fue así como después de tres años de trabajo de mesa con el autor Alexis Marsicano y junto al actor Aldo Grajeda –quien interpreta a Payaso– que se realizó “Scary Clown”, puesta en escena que aturde por esta temática actual en distintos círculos sociales.

En la publicidad se previene a los asistentes a que tengan amplio criterio, tanto por cómo se aborda la pedofilia en escena y el impacto psicológico que puede causar la obra

“Se tocan temas tan fuertes y la dirección está hecha precisamente de esa manera (…) definitivamente no está recomendada para público infantil y por eso manejamos el amplio criterio, porqué la gente a veces se espanta de más”, admite Notni.

Rompiendo el cliché

¿Un payaso que asusta y que causa terror? ¿qué acaso no se ha visto eso antes? ¿por qué volver a caer en el estereotipo de lo antes visto? Notni tiene una respuesta simple, había que contar la historia desde otra perspectiva.

“Precisamente por eso, porqué estaba tan trillado que queríamos demostrar que podía ser aún más complejo (…) quisimos arriesgarnos con este tema para mostrar una realidad mucho más cruda de lo que la gente está acostumbrada a ver en este tipo de historias de payasos”, dice el director.

El imaginario cultural se ha encargado de que el payaso se ha convertido en una figura de miedo a partir de “Eso”, la película basada en el libro de Stephen King y aunque se trate de manera sutil la violencia contra los niños en el texto, no lo aborda de manera profunda, eso es lo que opina Luis Notni.

“Se queda siempre en lo superficial, en el payaso que te saca los colmillos y ya te dio miedo, pero no, este te va a dar miedo por toda la carga emocional que tiene adentro”, aclara el director.

La vida detrás del maquillaje

En el montaje de Notni se conoce la cotidianeidad de Payaso, quien es frecuentado por su hermana, interpretada por Diana Golden, para llevarle comida y aunque sabe que tiene actitudes introvertidas, ella no sospecha de que el hombre detrás del maquillaje es un violador de menores.

El escenario muestra el interior del pequeño domicilio de Payaso, donde mantiene cautivo a un menor y tras asesinarlo, el fantasma empieza a acosarlo en su día a día.

Claramente el alter ego sufre de una doble personalidad, misma que aflora de manera inconsciente al tener pesadillas, además de que su comportamiento cambia con su hermana cuando ella le presenta a su novio Ignacio.

Payaso se enfrenta a sí mismo con su pasado en el que fue acosado por su padre a través de escenas flashback, es por eso que él repite esta actitud con los niños, siendo un hombre aislado y culpable de sus trastornos.

“No van a venir a ver a la imitación de tal payaso o del otro, ni hay referencias en lo absoluto de ninguna película y de nada, es una creación completa de los actores y de la dirección”, precisa Notni.