La falta de interacción social es perjudicial para la salud de los adultos mayores. Incluso se ha demostrado que el aislamiento social puede llegar a ser tan dañino como el alcoholismo y el hábito de fumar.
Y más peligroso que el sedentarismo y la obesidad.
Un estudio realizado por la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos, encontró que las personas que gozan de vínculos sociales tienen 50 por ciento menor riesgo de morir que aquellos con pobres lazos sociales.
Otra investigación presentada la semana pasada durante la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, en inglés), reveló que el sentimiento de soledad extrema puede aumentar 14 por ciento la posibilidad de muerte prematura de una persona mayor.
Y en comparación con la obesidad, la soledad aumenta dos veces el riesgo de morir de forma prematura.
En la investigación, encabezada por John Cacioppo, docente de psicología de la Universidad de Chicago, se analizó el rol que las relaciones sociales satisfactorias John Cacioppo juegan en los adultos mayores para desarrollar la capacidad de enfrentar las adversidades de la vida (o resiliencia), señala un comunicado.
Los sentimientos de aislamiento social tienen un impacto dramático en la salud de las personas de la tercera edad, dijo el experto en el estudio de la soledad. Interrumpe el sueño, eleva la presión arterial, aumenta la tasa de la hormona del estrés cortisol por la mañana, altera la expresión génica en las células inmunes, incrementa la depresión y disminuye el bienestar subjetivo general.
“Retirarse a Florida para vivir en un clima más cálido entre extraños no es necesariamente una buena idea si esto significa que estarás desconectado de las personas que significan mucho para ti”, señaló Cacioppo.
En sus estudios en la materia, Cacioppo no habla de la soledad o el aislamiento físico per se, pues hay personas que viven solas pero que llevan una vida rica en relaciones sociales, sino a la sensación subjetiva de aislamiento social.
