Mi mamá no deja el WhatsApp

Para los padres de menores, otro significado de tomarse un “break” es tener fija la mirada sobre la pantalla de su smartphone incluso en los momentos “en familia”. Para ellos también es fácil caer en la tentación de usar constantemente este u otro dispositivo móvil e ignorar todo lo que transcurre a su alrededor cuando se supone que están conviviendo con sus pequeños. 

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
Comparte esta nota

Para los padres de menores, otro significado de tomarse un “break” es tener fija la mirada sobre la pantalla de su smartphone incluso en los momentos “en familia”. Para ellos también es fácil caer en la tentación de usar constantemente este u otro dispositivo móvil e ignorar todo lo que transcurre a su alrededor cuando se supone que están conviviendo con sus pequeños. 

El problema es que existen papás que suelen estar tan absortos en sus dispositivos móviles, que no dimensionan el daño que esta conducta está provocando no solo en su relación con sus hijos, sino también en el desarrollo de los mismos. 

De acuerdo a un estudio encabezado por la Dra. Jenny S. Radesky, especialista en pediatría del desarrollo y comportamiento del Centro Médico de Boston, los padres que utilizaron su smartphone de forma continua durante la mayor parte de la comida en un restaurante tendieron a responder de forma agresiva ante sus hijos.

Y en raras ocasiones detenían su interacción con el aparato para ver a sus hijos. 

En la investigación, cuyos resultados fueron publicados en Pediatrics, se observó, por ejemplo, que una madre pateó a su pequeño ante los varios intentos de su hijo por atraer su atención mientras miraba su celular. 

“Lo que sobresalió fue qué tan negativas se podían convertir las interacciones con los hijos de un subgrupo de padres que utilizaron el dispositivo durante casi toda la comida”, dijo Radesky. “Hubo una gran cantidad de casos en los que había muy poca interacción, interacción severa o negativa”, agregó la especialista. “Definitivamente nos dimos cuenta que hubo mayor interacción cuando no había un dispositivo disponible”.

Los investigadores se valieron de técnicas de observación antropológica diseñadas para observar el comportamiento en escenarios de la vida real.  Se enfocaron en el tipo de interacción de los adultos con sus dispositivos móviles y, a su vez, se dieron a la tarea de analizar la dinámica que estos establecían con sus hijos en un restaurante de comida rápida. 

En el estudio se registró la conducta de niños menores de 10 años y adultos a través de 55 observaciones, de las cuales 72 por ciento de adultos utilizó un dispositivo móvil durante la comida. Mientras que 15 por ciento de ellos sacaron sus celulares  cuando terminaron de comer, aunque los niños aún no habían terminado. 

Otro hallazgo reportado fue el de los distintos patrones en el uso de los aparatos. 

Hubo padres que nunca sacaron sus equipos. Otros solo los dejaron en la mesa, sin hacer uso de estos. Aquellos que los usaron por breves periodos de tiempo. O un uso continuo al terminar de comer o durante toda la comida.

La Dra. Wendy Sue Swanson, del Hospital Infantil de Seattle, dijo a TIME que es preocupante el hecho de que si el uso de un dispositivo se convierte verdaderamente excesivo y reemplaza las interacciones cotidianas, los niños no ponen en práctica de forma suficiente sus habilidades sociales, como conversar, leer señales sociales o responder de forma sensible a lo que otras personas expresan. 

Y como dijo a The Independent la psicóloga clínica británica Carol Burniston: “tus niños te dirán que el dinero y las ‘cosas’ son lo que más importa, pero lo que recordarán si estuviste ahí el día que te fueron a buscar porque algo malo les había pasado, o si estuviste inmersa en tu iPad”. 

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil