Obesidad: heredada y provocada

Los genes ejercen una influencia importante en la susceptibilidad de una persona a ser obesa. 

Particularmente el FTO (siglas en inglés de “gen asociado a la masa grasa y obesidad”), cuya variante se encontró en 2007, y que eleva el riesgo a desarrollar obesidad. Heredar dos copias de dicho gen –una de cada padre– aumenta 50 por ciento el riesgo de una persona de ser obesa. 

Pero si no fuera por los cambios dramáticos que ha sufrido el ambiente (incluido el estilo de vida) en el que hoy vivimos, el FTO no tendría por qué ser un problema hoy en día. 

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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Los genes ejercen una influencia importante en la susceptibilidad de una persona a ser obesa. 

Particularmente el FTO (siglas en inglés de “gen asociado a la masa grasa y obesidad”), cuya variante se encontró en 2007, y que eleva el riesgo a desarrollar obesidad. Heredar dos copias de dicho gen –una de cada padre– aumenta 50 por ciento el riesgo de una persona de ser obesa. 

Pero si no fuera por los cambios dramáticos que ha sufrido el ambiente (incluido el estilo de vida) en el que hoy vivimos, el FTO no tendría por qué ser un problema hoy en día. 

De acuerdo a un estudio encabezado por James Niels Rosenquist, del Hospital General de Massachusetts, portar una o dos copias de dicho gen aumentó el doble de riesgo de obesidad solo en aquellas personas nacidas después del año 1942.

Según Harvard Gazette, los investigadores apuntaron que factores después de la Segunda Guerra Mundial, como un aumento en la dependencia de la tecnología y la disponibilidad de alimentos procesados con alto contenido calórico contribuyeron al aumento del riesgo de obesidad que aporta la variante del FTO. 

Pero, como explicó en Pacific Standard Michael White, biólogo de sistemas de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington: “independientemente de los cambios sociales y ambientales que hayan sido, el entorno en su totalidad ha alterado de alguna manera la influencia de la genética en la obesidad”. 

Para llegar a esta conclusión, partieron de un estudio realizado en 1948 con más de 5 mil personas a las que se les hizo un seguimiento de su salud –índice de masa corporal y genética.

Timothy M. Frayling, genetista de la Universidad de la Escuela de Medicina de Exeter, sospecha que el impacto elevado del FTO en la obesidad responde a la dieta moderna: “te podrías imaginar que cualquier gen que afecta al apetito tendría un mayor efecto en el entorno actual, donde todos tenemos un montón de acceso a los alimentos”, dijo a The New York Times. 

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