Si te parece que un niño de cinco años pasa demasiado tiempo frente a una pantalla, seguramente no estás exagerando, sobretodo si se considera que instituciones como la Academia Americana de Pediatría recomienda que los pequeños mayores de dos años no pasen más de dos horas frente al monitor.
Y los niños menores de dos años simplemente no deben de exponerse a una pantalla.
Pero dichas directrices fueron publicadas en 2001, y se basaron en investigación realizada dos años atrás, tiempo en que las redes sociales y la navegación en otros sitios Web desde un iPad, por ejemplo, brillaban por su ausencia.
Stephen Houghton, Director del Centro para Trastornos relacionados con la Infancia y la Adolescencia de la Universidad de Australia Occidental, dijo en un comunicado que “la introducción de dispositivos móviles sugiere que puede ser que una recomendación de menos de dos horas al día ya no sea sostenible dado el aumento de la participación en las redes sociales y el uso de pantallas derivado de la escuela”.
Houghton encabezó un estudio que evaluó la cantidad de tiempo que pasan los niños y adolescentes australianos frente a distintos tipos de pantalla, así como las actividades específicas en las éstos participan, pues “las directrices para el uso apropiado de pantallas también deben tomar en cuenta el grado en que el consumo de las mismas difiere a través de la forma, la actividad, el sexo y la edad”.
Lo anterior es algo que la mayoría de los estudios en la materia no ha hecho, argumenta Houghton, pues únicamente se enfocan en preguntar a los niños acerca de su consumo de televisión y videojuegos, sin considerar otros tipos de medios de comunicación basados en pantallas.
Entre los hallazgos del estudio, publicados en la revista científica BMC Public Health, se encontró que un promedio de 63 por ciento de los cerca de 3 mil niños de entre ocho y 16 años encuestados en Australia, superaron las directrices recomendadas para el consumo de pantallas.
El medio más popular entre los encuestados fue la televisión, con 90 por ciento de reportes de participantes que vieron la TV en la última semana, seguido de la laptop (59 por ciento), el iPad/tablet (58 por ciento) y teléfono móvil (57 por ciento).
Para llegar a estos resultados, a los participantes de escuelas primarias y secundarias se les mostraron diferentes tipos de pantallas –iPad, iPod Touch, laptop, PlayStation Portable (PSP) y Xbox, y se les dieron ejemplos de diferentes tipos de actividades que se podrían hacer con las mismas (ver la TV, uso de mensajería instantánea, jugar en la computadora y hacer la tarea).
También se observó una variación en el uso de estos medios dentro de los grupos individuales de edad.
Por ejemplo, 45 por ciento y 80 por ciento de los participantes de ocho años de edad y jóvenes de entre 14 y 15 años, respectivamente, superaron las actuales directrices recomendadas por pediatras.
El género también marcó diferencia en el consumo de pantallas.
“Como se preveía, los niños eran más propensos que las niñas a superar la recomendación de menos de dos horas jugando en la computadora”, apuntó Houghton.
“Pero no se esperaba que las niñas fueran más proclives que los niños a superar la recomendación de menos de dos horas para redes sociales, uso de la Web y películas en TV/DVD”, añadió.
Destacó que “de particular interés es la tasa a la que las niñas, a medida que crecían, eran más propensas a excederse la recomendación de menos de dos horas para redes sociales. Específicamente, para los 15 años de edad, las niñas eran 15 veces más propensas a superar la recomendación de menos de dos horas en comparación con sus compañeras de ocho años y casi siete veces más que los chicos”.
Los resultados del estudio no solo aplican para la población australiana. Como concluyen los investigadores: “independientemente del país de residencia”, “(…) un número considerable de personas jóvenes supera las más de dos horas recomendadas al día para el uso de medios basados en pantallas”.
Enemigo en casa
En julio de 2012, aludimos en este espacio a un estudio publicado en la revista científica International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity que concluyó que “ver televisión de manera excesiva en la niñez temprana eventualmente podría comprometer el estado físico y muscular de los niños, así como la circunferencia de su cintura a medida que se acercan a la edad de la pubertad”.
Se encontró, por ejemplo, que los niños menores de cinco años que consumían un promedio de 18 horas de TV a la semana corrían el riesgo de aumentar 7.6 milímetros la medida de su cintura a la edad de 10 años.
Otra consecuencia de pasar horas frente a los televisores: una mayor probabilidad de que los niños desarrollen Trastorno de la Personalidad Antisocial o sociopatía.
Este fue el resultado de un estudio a largo plazo realizado con mil niños por investigadores de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, quienes observaron que los pequeños que pasan mucho tiempo frente a una pantalla son más vulnerables a experimentar emociones negativas, desarrollar rasgos de personalidad agresiva y, en la edad adulta, involucrarse en actos delictivos.
Más control, por su salud
Nadie niega el uso positivo de la Red y los dispositivos móviles como herramientas de educación.
“Los niños que están interactuando con la pantalla mejoran mucho más rápido, cometen menos errores y aprenden a un ritmo más acelerado”, dijo a la BBC Heather Kirkorian, profesora en estudios del desarrollo humano y familiar. Aunque aclaró: “pero no los estamos convirtiendo en genios, solo los ayudamos a tener un poco más de información”.
Pero la exposición a un “poco más de información” a través del uso diario –y excesivo– de diversos tipos de pantallas también puede ser contraproducente para niños y adolescentes. Contenido no apto para menores, sexting, bullying pero, sobre todo, deterioro en la salud física y mental que a su vez repercute en su desarrollo.
Desde fatiga visual, daños a la espina dorsal –a causa del texting– y trastornos del sueño, hasta conductas antisociales y trastornos de la alimentación, son muchos los riesgos para el bienestar que están asociados a la exposición prolongada a una pantalla.
Todo esta en el equilibrio. Como dijo a The Atlantic Victor Strasburger, docente de pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nuevo México: “durante la semana cuando los niños están en la escuela, si están invirtiendo alrededor de cinco horas frente a la televisión, en lugar de estar jugando afuera o haciendo la tarea o de interactuar contigo (el padre), eso es un problema”.