Con el cúmulo de evidencia científica que se ha reportado a la fecha, es un hecho que nadie se salva de los efectos nocivos del tabaco, ni siquiera quedan exentos quienes se exponen al humo de segunda y tercera mano.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 600 mil personas mueren cada año a causa de la exposición al humo de otros fumadores.
Un tercio de los decesos corresponde a niños, de los cuales aproximadamente 40 por ciento se expone con frecuencia al humo de segunda mano en casa.
Además, dos estudios demuestran el peligro que representa ser un fumador pasivo, tanto para las mujeres embarazadas como para los pequeños.
En la infancia, la exposición involuntaria al humo del tabaco “causa un daño directo e irreversible a la estructura de las arterias”, dijo a Reuters Seana Gall, investigadora en epidemiología cardiovascular de la Universidad de Tasmania, en Australia, y autora de un extenso estudio cuyos resultados fueron publicados en la revista científica European Heart Journal.
Tras analizar datos de casi 4 mil niños en Finlandia y Australia que fueron monitoreados hasta que fueron adultos (eran hijos de padres fumadores y no fumadores), se encontró que la exposición a humo de segunda mano contribuyó al engrosamiento de las paredes arteriales, lo que aumenta el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares cuando llegan a la edad adulta.
Otro amplio estudio realizado por investigadores del Instituto de Cáncer Roswell Park en el que participaron más de 80 mil mujeres con y sin el hábito de fumar (algunas eran exfumadoras y todas habían estado embarazadas alguna vez) reveló que las mujeres que a lo largo de su vida fueron expuestas al humo de segunda mano eran más propensas a sufrir un aborto involuntario (17 por ciento), tener una muerte fetal (55) y un embarazo ectópico (61).
Esto, en comparación con quienes nunca fueron expuestas o cuya exposición involuntaria al humo de tabaco fue menor.
Y comparándolas con las mujeres que nunca fumaron ni fueron fumadoras pasivas, las que sí fumaron durante el embarazo tenían mayor probabilidad de tener un aborto involuntario (16 por ciento), una muerte fetal (44) y un embarazo ectópico (43).
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica Tobacco Control.