Cerca de 4 mil muertos y más de 6 mil heridos es el saldo del devastador sismo de magnitud 7.8 que este sábado sacudió al este de la capital de Nepal, Katmandú.
Pero en el mundo de los smartphones y las redes sociales, una selfie pareciera ser más importante que las consecuencias de una tragedia que sacudió al mundo.
Y es que la caída de la emblemática Torre Dharahara de Katmandú (o Torre Bhimsen), reconocida por el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Mundial de la Humanidad, se ha convertido en el escenario de preferencia de personas que acuden al sitio histórico para tomarse selfies.
“Esto es turismo de terremoto. Esto no está bien”, lamentó en una entrevista para Associated Press (AP) un estudiante llamado Pawan Thapa, quien llegó a la zona de desastre para ayudar con las labores de recuperación y apoyo a las víctimas.
Algunos de los que se tomaban fotos sonreían a cámara, reporta AP, aunque “la mayoría de los mismos “(…) no parecían ser turistas sino locales registrando la devastación de su comunidad y la pérdida de un punto de referencia que había ayudado a definirla”.
Se desconoce el número de muertes que dejó como saldo el derrumbe de la también llamada Torre de Bhimsen, pero se cree que estaba llena de turistas.
Desde hace una década, la torre de nueve pisos, que data del siglo 19, permanecía abierta a turistas que subían una escalera interior de caracol para contemplar la ciudad desde las alturas.