Mientras que los clientes se viven aplicando tintes en el cabello, los estilistas son los que sufren las consecuencias para la salud.
De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de distintas universidades suecas, tanto los tintes como los permanentes que se utilizan para el cabello son cancerígenos. Y los estilistas son quienes tienen mayor exposición a los mismos.
De hecho, se encontró que los niveles de agentes cancerígenos en la sangre de los estilistas tendían a aumentar a la par del número de tratamientos semanales que estos aplicaban.
En el estudio, cuyos resultados fueron publicados este mes en Occupational & Environmental Medicine, los expertos evaluaron las muestras de sangre de 295 estilistas –mujeres–, 32 clientes frecuentes de tintes para el cabello y 60 personas que no habían hecho uso de estos productos en el último año.
Lo que buscaban era analizar las concentraciones de ocho aminas aromáticas (compuestos químicos) potencialmente cancerígenos.
Si bien los niveles de aminas aromáticas no difirieron de forma significativa entre los tres grupos, se observó que en las estilistas sí había mayores concentraciones de sustancias químicas derivadas de las toluidinas que, de acuerdo a los autores, están sujetas a una prohibición en la Unión Europea en cosmética, dado a sus propiedades cancerígenas.
Los investigadores recomendaron que los estilistas utilicen guantes para protegerse del riesgo de absorber estos productos a través de la piel.
Y aconsejaron que los estilistas terminen de realizar tareas para las que no se necesite el uso de guantes, como cortar el cabello, antes de aplicar los tintes o los permanentes.