Aurora llora porque su celular ‘no funciona’, pero descubre que más bien sus hijos no le llaman
En el video, que realizaron las cámaras de seguridad, se aprecia a Aurora Hernández hablar con el técnico sobre las fallas de su celular
Indigo StaffUna mujer de la tercera edad, llamada Aurora Hernández, se volvió viral en redes sociales pues acudió en busca de ayuda para reparar su teléfono celular pues creía que estaba descompuesto ya que no recibía llamadas de sus hijos.
Y es que la señora acudió a un local de la Plaza de la Tecnología para que algún técnico la ayudara a identificar el problema que tenía con su celular, pues llevaba más de un año sin recibir una llamada de sus hijos.
En el video, que realizaron las cámaras de seguridad, se aprecia a Aurora Hernández hablar con el técnico sobre las fallas que presenta el dispositivo.
“Tengo más de un año que mis hijos no me contestan, y yo digo: ‘¿qué pasa?’ Pues el celular es el que no sirve. ¿Cómo no me van a hablar mis hijos?”, explica en principio.
El joven del negocio le explica que por reparación son mil 500 pesos, pero la mujer comienza a llorar ya que no puede pagar tal cantidad de dinero y decide marcharse.
No obstante, un joven de otro local alcanza a escuchar lo que sucede y le ofrece su ayuda.
“Fui con ese muchacho y me cobra un montón de dinero. Yo lo que quiero es hablarle a mis hijos nomás”, expresó Aurora entre lágrimas.
“Yo se lo reparo”, dice el técnico quien ya había descubierto que el celular funcionaba a la perfección. Le pide a la mujer que vuelva después, mientras él aprovecha para llamar a los hijos de la abuelita.
“Yo trabajo en la Plaza de la Tecnología, me trajo un celular a arreglar que porque no funciona. Lo único que quiere es hablar con ustedes. No sé si puedan hacerle ese milagro”, expresa el joven.
Días después la mujer vuelve al local y va acompañada de su hijo, a quien el técnico llamó anteriormente.
Sin sospechar nada, la abuelita recibe su celular de vuelta, mientras que el trabajador decidió no revelar que el celular funcionaba para no provocarle tristeza a la mujer, pues finalmente estaba con su hijo.