El único escolta detenido por el robo y golpiza a Arne aus den Ruthen Haag, city manager de la delegación Miguel Hidalgo, no quiso declarar ante el Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCM) y optó por guardar silencio.
Procesado por ultraje a la autoridad y robo agravado debido a que el teléfono celular de Arne no apareció, Javier Mejía Callejas, escolta del empresario Raúl Libien, se encuentra preso en el Reclusorio Oriente, al que fue trasladado luego de que se venciera el plazo constitucional.
Debido a que los delitos que se le imputan son considerados graves por haberse realizado con violencia física y en pandilla, de acuerdo con el Código Penal para el Distrito Federal, el escolta no podría alcanzar el beneficio de la fianza que le permitiría salir de la cárcel y enfrentar el proceso en libertad.
Desde el inicio de la averiguación previa FMH/MH-5/T1/95/16-02 en la Fiscalía Desconcentrada en Miguel Hidalgo, el funcionario delegacional agraviado manifestó que en la agresión participaron cuatro escoltas, de los cuales tres se dieron a la fuga y sólo Javier Mejía pudo ser detenido y presentado ante las autoridades.
Pero más allá de los escoltas, Arne insiste en que hubo un autor intelectual que fue quien dio las órdenes para que lo golpearan esa noche, instrucciones que los escoltas acataban.
De manera oficial, la PGJDF dio a conocer que los cuatro vehículos involucrados en los hechos, la noche del martes sobre avenida Reforma a la altura de Lomas de Chapultepec, perímetro de la delegación Miguel Hidalgo, están a nombre de una sola persona, Guillermo Artemio Padilla Ortiz, que, de acuerdo con los datos proporcionados a la Secretaría de Movilidad, reportó tener su domicilio en la colonia Roma, delegación Cuauhtémoc.
Las cuatro unidades, tipo patrulla, involucradas en los hechos portan placas del gobierno de la ciudad de México y no del Estado de México, como se pensó originalmente, debido a que el empresario Raúl Libien es oriundo del estado mexiquense.
Mejía Callejas es uno de los cuatros escoltas de Raúl Libien al que Arne aus den Ruthen identifica plenamente como parte del grupo que lo golpeó, él lo insultó mientras que otro de sus compañeros del equipo de seguridad le arrebató el teléfono y se lo guardó en el pantalón mientras reportaba a un patrón lo que ocurría en ese momento.
Faltan tres elementos de seguridad que Javier Mejía Callejas reconoce muy bien y podría proporcionar sus nombres. Sin embargo, el escolta prefirió no declarar, situación que le permite la ley.
El origen de la golpiza
El funcionario delegacional Arne aus den Ruthen explicó que en ese momento transmitía en vivo con ese equipo celular con la aplicación Periscope, motivo por el cual pese a la agresión el aparato continuó grabando unos minutos más.
Las primeras horas después de la agresión, la delegación Miguel Hidalgo vía su sitio oficial de Internet, reportó el estado de salud del city manager. Ayer la dependencia gobernada por Xóchitl Gálvez superó el episodio luego de que se diera a conocer que el escolta había sido consignado al Reclusorio Oriente.
Los hechos que motivaron la denuncia y luego el inicio de la averiguación previa correspondiente se registraron alrededor de las 22:00 horas en la avenida Paseo de la Reforma a la altura del numero 2459, donde el funcionario delegacional acompañado de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México iniciaron un operativo para retirar los vehículos que obstruyen las banquetas y los pasos peatonales.
Sin embargo, el origen del problema que motivó la golpiza inició hace una semana cuando Arne se encontró con los autos tipo patrulla de los escoltas de Raúl Libién estacionados sobre la banqueta.
Luego de aplicarles la multa respectiva, los escoltas insistían en seguir estacionados en ese lugar por lo que el city manager procedió a requerir las grúas de las SSPDF para que levantaran los autos y los remitieran al corralón.
Por teléfono, Raúl Libién intentó hablar con Arne para pedirle que no se llevara los autos al corralón, sin embargo, el funcionario nunca accedió a contestar el teléfono, lo que desató la furia del empresario mexiquense, quien comenzó a insultarlo.