El bullying que alguna vez soportaron las generaciones pasadas, era un “juego de niños”, comparado al actual ciberbullying o ciberacoso y sus consecuencias.
Ya de por sí ser víctima de las agresiones o acoso, ahora conocido como bullying, puede llegar a ser traumático, ser blanco del ciberbullying es estar a la vista de todos.
Es abrir una ventana a las burlas, amenazas e insultos, en Internet.
Es un moderno mal que ha llevado a niños, jóvenes y hasta adultos, a la depresión, enfermedad y en algunos casos, tomar decisiones extremas, como quitarse la vida.
Si bien en México no existencifras oficiales de las agresiones por medio de las redes sociales, es una realidad en nuestros días, aseguró Karla Urriola González, catedrática del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
La especialista en la materia de Grupos Vulnerables explicó que los llamados “nativos digitales”, los niños y jóvenes que nacieron con “chip cibernético” integrado, son los más propensos a padecer situaciones de ciberbullying, porque exponen su privacidad, aunque dijo, nadie está exento.
“Hay riesgos, y en ellos surge esta categoría de las agresiones que se dan en línea, y dentro de las consecuencias que vemos es que sí hay una sobreexposición en el proceso en que están construyendo su identidad.
“Y que esa sobreexposición también lleva a que otros cuestionen y agredan, y finalmente que en muchos casos terminen en consecuencias lamentables”.
El pasado 14 de abril, un hombre de 60 años resultó afectado en su salud por una foto difundida en las redes sociales, en la que se le acusó sin pruebas de ser secuestrador de niños.
José Luis Cepeda Dávila fue fotografiado por una mujer en una tienda departamental del municipio de Apodaca, Nuevo León, quien aseguró que el hombre miraba fijamente a sus hijas.
La foto circuló por las redes y las críticas subieron de tono.
El 23 de abril, la abogada Rosaura Guerra interpuso una denuncia en el Centro de Orientación y Denuncia (CODE) en contra de cinco personas, la que difundió la foto inicialmente y a otras cuatro que la compartieron en Facebook.
El hombre es jubilado, fue bombero voluntario y por esas fechas convalecía de una operación de una pierna.
Debido a la afectación emocional y después física por el ciberbullying padecido, los médicos lo tuvieron que volver a intervenir de la misma pierna.
“Es una denuncia por difamación, porque le afectaron su fama pública y su salud se ha deteriorado”, señaló la defensora a los medios locales.
La foto en la que supuestamente el hombre pretendía abordar a unas menores, fue publicada por la madre. Se hizo viral y al poco tiempo hubo quien hasta aseguró haberlo visto antes llevarse una niña de otro comercio.
La agresión entre desconocidos
La catedrática del ITESM detalló que reportes de Estados Unidos e Inglaterra hablan de que uno de cada cinco jóvenes sube una fotografía o algún contenido que lo va a poner en una posición de ser agredido.
Esa agresión es bajo anonimato o en horas en que los padres no supervisan la situación.
Urriola González explicó que una investigación de la Sociedad Pediátrica estadounidense señala que hay casos de jóvenes de entre 13 y 18 años, que terminaron en situaciones de suicidio por ello.
En el pasado, los conflictos entre menores eran entre vecinos o compañeros de escuela, pero ahora no hay precisamente una relación entre víctima y agresor.
“Esta situación va escalando y no se sabe en qué momento se va a parar porque a lo mejor piensas que se va a arreglar entre ellos (entre el agresor y agredido), pero no siempre tienen qué ser conocidos directamente”,detalla Urriola González.
Las redes sociales son definitivamente una exposición de la vida privada de quien las usa, y es también en nuestros días una herramienta adictiva.
“Y muchas veces es necesario establecer límites respecto a qué tanto me expongo a otros, qué tanto comento de mí y qué tanto a la gente que yo he aceptado, que yo he integrado, es gente que me va a respetar”.
La sed de popularidad en las chicas y chicos es lo que conlleva a la exposición con la que pretenden, fallidamente, encontrar su identidad, precisó la especialista.
“Vamos a seguir viendo este tipo de publicaciones que van, evidentemente afectando la autoestima, porque la persona pues finalmente está haciendo ensayo y error de su vida, pero lo hace a través de exponerlo”.
Y no sólo los más jóvenes están adoptando esta forma de vida, aseguró Urriola González, pues los adultos se han convertido en fieles pregoneros de cada paso que dan en su vida.
Advirtió que no sólo los famosos son víctimas de ciberbullying. Cada persona que ingresa a una red social está expuesta y puede caer en el acoso y la depresión si no pone filtros de privacidad.
“Pero cuando vienen estas agresiones, también nos percatamos que no hay límites para decir ‘no voy a dejar que alguien me esté agrediendo’, y escalamos rápidamente”.
Apagar los ataques
Lo más recomendable en los casos de ciberacoso, señaló la catedrática, es tomar la decisión de cerrar la cuenta y alejarse de la agresión.
Urriola González detalló que las estadísticas del 2014 en Estados Unidos dicen que el 52 por ciento de las personas jóvenes han recibido agresiones en la red.
El 33 por ciento ha visto y ha sido testigo de ello, y a la vez se vuelve cómplice porque comparte la imagen o agresión y le da “me gusta”.
De acuerdo con la especialista, los reportes de otros países indican que la herramienta más usada para el ciberbullying es el smartphone.
“El 80 por ciento de los jóvenes que hacen bullying es a través de este medio, y lo mismo ocurre con el “sexting”, que son las publicaciones con connotación sexual”, declaró.
El acoso cibernético ha llegado a extremos en que niños y jóvenes agredidos prefieren no asistir a la escuela, o a su entorno social, porque se sienten acosados y avergonzados.
En el peor de los casos, como se ha documentado en los medios de comunicación a nivel mundial, personas de todas las edades han llegado al suicidio.
Para evitar que niños y jóvenes lleguen a tal extremo, dijo, la prevención de ciberbullying se debe meter a la vida cotidiana de las familias y sistema educativo.
“Las redes sociales son nuestras aliadas, pero no tenemos que ser sus esclavos”, detalló la académica.