La vida en el Tiradero 3 del Bordo de Xochiaca en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, no se detiene pese a la pandemia actual de Covid-19 que vive el país.
Para los trabajadores la cuestión es simple: quedarse en casa como medida de prevención es vivir en la incertidumbre, pues no podrían generar ingresos para ellos y su familias.
Con cubrebocas y guantes, los 700 recolectores de basura recorren desde las siete de la mañana y hasta las nueve de la noche las más de 30 hectáreas del Bordo de Xochiaca para hacer su trabajo.
Mientras, las motos y camionetas adaptadas entran a depositar los residuos de restaurantes, mercados y hogares del municipio, algunos trabajadores corren a la nueva entrega para ser los primeros en revisar lo recién llegado.
En entrevista para Reporte Índigo, algunos trabajadores del lugar comentan que el flujo de residuos ha disminuido.
Gregorio Martínez, subdirector de disposición final del tiradero de basura del Bordo de Xochiaca, aclara que antes de la pandemia eran contabilizadas alrededor de mil 200 toneladas de basura y ahora un buen día destaca por tener 800.
Con dos gorras para evitar quemarse del sol y una camisa de mezclilla como protección contra los piquetes de mosca, Don Gregorio, como lo llaman los trabajadores, camina por las orillas del basurero mientras explica que mucho antes de las recomendaciones sanitarias como el uso de cubrebocas y guantes, los trabajadores ya los usaban como herramientas básicas de trabajo.
“Aquí ya nos pusimos más estrictos desde que se decretó la Fase 2 de la pandemia. Hemos pedido a los trabajadores que no vengan con personas de la tercera edad, mujeres embarazadas o aquellos con padecimientos como diabetes.
“Las unidades moto recolectoras deben traer un depósito de agua con cloro para lavarse las manos. La verdad es que estamos tranquilos en esa parte porque hasta el momento no se ha presentado ningún trabajador con coronavirus”, comenta.
Bolsas volando en el aire como si fueran aves y montañas de latas, envases de leche, ropa y huacales de madera forman parte del escenario que recorre Don Gregorio desde hace cuatro años.
De acuerdo con el subdirector, desde hace tres años han disminuido las peleas entre los trabajadores gracias a los acuerdos de las áreas, un logro que se siente orgulloso de presumir.
“Aquí los recolectores ya no se pelean, los únicos decesos que hemos tenido han sido por vicios que tienen, riñas con personas ajenas al lugar o accidentes, pero éstos también han sido muy pocos porque está prohibido manejar o separar la basura si están borrachos, fumando marihuana o andan con la mona”, asegura.
Vivir al día en el Bordo de Xochiaca
Con 20 años dedicándose al trabajo de recolección y separación de basura en el Bordo de Xochiaca, América Acosta cuenta que vivir al día con su trabajo no le había parecido pesado antes de la pandemia, pues le permitía conseguir lo necesario para ella y su familia, sin embargo, con la disminución de residuos y de ganancias confiesa ya a notar la dificultad que puede llegar a ser vivir al día.
“Esta pandemia nos ha repercutido porque ha bajado el trabajo como un 40 por ciento, disminuyó la basura porque pues ya sale menos la gente, antes de todo esto las motos venían llenas y ahorita apenas vienen a la mitad o un poquito más y ya”, describe.
Mientras su familia, la cual también trabaja en el basurero, se sienta bajo una lona roja para comer algo, América cuenta que a diferencia de otras personas ella no siente que su trabajo la coloque como población en riesgo.
Con sus dos niñas jugando a su alrededor trabaja José Cecilio sin perderlas de vista. El joven, quien ha dedicado 22 años de su vida a chambear en el Bordo de Xochiaca, afirma que ellas son su motor para no dejar de trabajar.
“Tomo las medidas que más puedo para cuidarme, pero eso de dejar de trabajar y quedarme en casa pues no lo puedo hacer, además, pienso que con los cuidados suficientes lo podemos lograr y salir adelante, no es necesario bloquear las actividades”, manifiesta.
Luciendo las manos llenas de grasa por haber comenzado a separar la basura, José asegura que este mal momento provocado por la pandemia no lo pone en riesgo, ya que durante su trabajo ha enfrentado todo tipo de situaciones que para él lo han hecho más fuerte.
“Yo vengo aquí desde chico y creo que aquí hacemos muchas defensas, los de la comunidad siempre andamos hasta más sanos”, señala.
Al preguntarle si no teme por la salud de sus hijas, el joven explica que a ellas les gusta venir para jugar, además, lamenta que su economía no le permita dejarlas en alguna guardería, pues tanto él como su esposa salen a trabajar durante todo el día.
Trabajo en la adversidad
Pese a los obstáculos que se han presentado en los últimos días, los trabajadores del Bordo de Xochiaca no pierden la esperanza de que todo va a salir bien.
Sillas de oficina, triciclos y juguetes son algunos de los objetos que pueden usar los recolectores para su beneficio.
Por su parte, José Cecilio pide a la población no verlos como un riesgo.
“Ojalá la gente no llegue a pensar que nosotros podemos contagiarlos, nosotros no siempre andamos mugrosos como mucha gente dice.
“Por ejemplo, en mi familia llegando a casa nos bañamos y cuando venimos a trabajar nos ponemos otra ropa, hay que entender que la basura tiene grasa y pues se nos pega, nosotros no vamos contaminando, eso si que quede claro”, dice José tras enterarse de los ataques que se han presentado contra personal de salud por parte de la población debido al miedo a ser contagiados.
A horas de haber sido declarada la Fase 3 de la pandemia, Gregorio revela que se tratará de disminuir el número de personal, así como el horario de labores, pues el cierre ya no será a las nueve de la noche sino a las cinco de la tarde para evitar un mayor tiempo de convivencia entre los trabajadores.
“Tomaremos las medidas necesarias para cuidarnos pero nos han dicho las autoridades que ante la situación les darán mayor preferencia a los integrantes de Urbinas para seguir trabajando en comparación con las unidades del municipio, pues la política del presidente municipal (Juan Hugo de la Rosa) es procurar que el residuo sea el mayor beneficio para ellos y su economía”, finaliza.