Militares han sufrido torturas por parte del “Licenciado de la Seido”, pero no saben quién es, una duda que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) exigió investigar.
A través de la Recomendación 16VG/2018 (dirigida al anterior Secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos y al exencargado de la PGR, Alberto Elías Beltrán), la CNDH demandó y narró múltiples agresiones a las que algunos militares se enfrentaron.
De acuerdo con la Comisión, el 29 de enero de 2013, en Durango, un cabo de infantería y un sargento primero de Materiales de Guerra fueron detenidos dentro del 58 Batallón de Infantería, en Ciudad Lerdo.
El cabo narró que fue arrestado y llevado al 72 Batallón, donde lo sentaron dentro de una habitación con los ojos vendados y le preguntaron sobre su nexo con otro militar y el crimen organizado de ese estado.
Luego, detalló, llegó una persona que se identificó como “Licenciado de la Seido”, en referencia a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, de la PGR, y después lo asfixió con una bolsa en la cabeza mientras le golpeaban el abdomen. Pasado un día del incidente, el agraviado firmó una declaración, con lo que su estatus jurídico fue de indiciado.
El sargento primero narró que también fue llevado al 72 Batallón de Infantería, donde a la medianoche fue vendado de ojos, muñecas y dedos de ambas manos, y envuelto en una manta sujetada con cinturones en los hombros, abdomen, cadera, rodillas y tobillos. Por dos horas, detalló, lo golpearon y echaron chorros de agua en la cara.
Algo similar ocurrió con un subteniente de infantería, del mismo 58 Batallón de Infantería, pero detenido el 30 de enero de 2013. Él también fue torturado en el 72 Batallón de Infantería en presencia del “Licenciado de la Seido” para que confesara nexos con el crimen.
Dos años antes, el 14 de marzo de 2011, fue detenido el comandante de una base de operaciones militares en el poblado de Juárez, Chiapas. A él lo llevaron a la zona militar de Villahermosa, Tabasco, donde lo certificó un médico y volvieron a salir rumbo a Veracruz.
En el camino a Chiapas, escuchó que una de las personas que lo torturó se había identificado como capitán de la Policía Judicial Federal Militar.
En la Recomendación se narran torturas a dos civiles en Jalisco en 2012; uno en Monterrey, en 2010; otro en el Estado de México en 2014; y el último civil en 2011 en Tamaulipas.
Todas las víctimas fueron hombres y se les preguntó por nexos con el crimen organizado, además de que en dos casos sufrieron tortura sexual.