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El caso del Necaxa y el Atlas de Guadalajara, equipos que de alguna manera se beneficiaron o intentaron hacerlo con ayuda de gobernadores, son solo un par de nuevos ejemplos.
Sin embargo el juego entre el futbol y la política no es nuevo. Desde hace ya varios años estas actividades han ido de la mano para obtener beneficios mutuos.
El balompié y los políticos son una combinación añeja que durante años le ha rendido frutos a los gobernantes, principalmente para ganar votos y por consecuencia elecciones.
Uno de los ejemplos más recientes de esta comunión se dio el año pasado con los Xolos de Tijuana.
Jorge Hank Rhon, presidente del equipo fronterizo, reconoció abiertamente que el de los canes era un equipo priista por conveniencia.
“Los Xolos eminentemente es un equipo de los priistas para cuestión de votos”, habría dicho el polémico empresario.
Hank Rhon fue uno de los aspirantes del partido tricolor para ser candidato a la gubernatura de Baja California y aprovechó el buen momento de los Xolos para promoverse entre la afición.
El empresario no resultó electo y fue Fernando Castro Trenti quien representó al PRI, quien por cierto, cerró su campaña en el Estadio Caliente, casa de los Xolos de Tijuana.
Durante las pasadas elecciones del 7 de julio, el equipo de futbol mismo participó en las campañas políticas de los candidatos por el Partido Revolucionario Institucional.
Jorge Astiazaran, quien buscó la presidencia municipal de Tijuana y la ganó, consideró que fue una ventaja el que la imagen de Xoloizcuintles le acompañara en el proceso electoral.
“Yo creo que es bastante (la ventaja) porque son el icono de la ciudad, la ciudad se ha prácticamente volcado con ellos, nos está dando lo que nos faltaba, una identidad, el sentirnos triunfadores”, dijo el alcalde tijuanense.
Por casos como este no es una sorpresa ver que gobiernos estatales estén involucrados de alguna manera con equipos de futbol profesional.
En ocasiones algunas administraciones no han desperdiciado la oportunidad de apoyarlos económicamente, como iba a suceder con el Atlas de Guadalajara.
Pero al parecer la jugada no le salió como esperaba al mandatario Aristóteles Sandoval.
Ante los cuestionamientos y críticas por el apoyo de 12 millones de dólares que el gobierno de Jalisco le iba a dar a los Rojinegros, finalmente el equipo tapatío desistió de pedir esa ayuda.
Una “ayuda” que ya había sido autorizada por el gobernador Sandoval.
Pero el Atlas y los Xolos son solo un par de ejemplos en los que la política se vuelca a la cancha a hacer su juego.
En esta edición te presentamos a algunos gobernadores que se han puesto la camiseta y se la han jugado por su equipo de casa, ya sea por simpatia, poder o negocio.
Luis Armando Reynoso Femat + Necaxa: El autogol financiero
El controvertido exgobernador del estado de Aguascalientes, decidió apoyar al equipo Necaxa para terminar la construcción de un nuevo estadio.
Pero detrás de esa “ayudadita” podría haber irregularidades que de hecho ya son parte de una investigación de la PGR.
Y es que, como publicó Reporte Indigo, el estadio Victoria se inauguró cinco años antes que la administración de Luis Armando Reynoso Femat autorizara un préstamo supuestamente para terminarlo.
A través del Patronato del Fomento al Futbol, A.C.–el cual era encabezado por Reynoso–, Necaxa recibió un crédito por 98 millones de pesos en el 2008, esto por un fideicomiso dependiente del gobierno de Aguascalientes.
Durante cinco años a partir del préstamo, el patronato beneficiado ha sobrepasado el tiempo de pago y solo ha cubierto 83.2 millones.
Actualmente restan 16 millones que incluyen intereses y penalizaciones por pagos tardíos.
Miguel Alemán Velasco + Tiburones rojos del Veracruz: La pesca perfecta
Una de las relaciones más fuertes y reconocidas entre un gobierno estatal y apoyo a un club de futbol profesional, es la que se dio en Veracruz.
El gobernador Miguel Alemán Velasco ayudó abiertamente a los Tiburones Rojos e incluso creó un Fideicomiso de Administración para hacer rentable la operación del equipo.
Diversos artículos periodísiticos han documentado que incluso se han invertido millonarias sumas de dinero público en la operación del Veracruz entre el año 2001 y 2003.
Para esta temporada los Tiburones estarán de regreso en la Primera División tras haber comprado la franquicia de La Piedad, que se había ganado el ascenso al máximo circuito del balompié nacional.
Actualmente Fidel Kuri Grajales es el dueño del equipo jarocho, un expolítico priista quien ya aseguró que en Orizaba se debe de construir un estadio y llevar un equipo de futbol.
José Eduardo Calzada + Querétaro: El gallo no se va
En Querétaro el gobierno estatal también llegó a tener relaciones muy cercanas con el equipo de los Gallos Blancos.
El gobernador, José Calzada Rovirosa se mostró muy complacido de que nuevos inversionistas lograran mantener el futbol de Primera División en aquel estado, aun y cuando el equipo había perdido la categoría.
Tras haberse comprado la franquicia de Jaguares de Chiapas, los Gallos Blancos seguirán en la máxima categoría del futbol nacional, mientras el gobierno, según lo dijo Calzada Rovirosa, simplemente les ayudará con instalaciones, esto como agradecimiento y compensar a la afición queretana.
Mario Marín + Puebla: Se pone la del Puebla
En Puebla también hubo al menos “apoyo moral” del gobierno al equipo del estado.
El llamado “Gober Precioso” se reunió en algunas ocasiones con el entonces entrenador de los Camoteros, José Luis Sánchez Solá para hacerle ver que no estaban solos.
Pero en algún momento, se especuló que Marin había participado o tenido injerencia en el futuro del equipo de La Franja, al comentarse que el gobernador intervino para que Ricardo Henaine controlara al equipo.
En 2011, ante la posibilidad de que la franquicia saliera del estado y se fuera a otra plaza, Henaine, entonces presidente del equipo de futbol, dijo que el club se mantendría en la ciudad si contaba con el apoyo del Gobierno del Estado.
Se especuló que Marín había adquirido el 49 por ciento del equipo y se le inyectó dinero público.
Actualmente Rafael Moreno Valle Rosas y Jesús López Chargoy son las cabezas del equipo poblano, que al parecer aún sigue ligado de alguna manera al gobierno estatal.
Jorge Aristóteles Sandoval + Atlas: La tuvo cerca… y la dejó ir
El gobernador de Jalisco es el caso más reciente de la colaboración entre gobierno y equipos de futbol.
Aristóteles Sandoval estuvo a punto de ser “El Salvador” del Atlas al ofrecerles una ayuda de 12 millones de pesos para sanear la débil economía del club Rojinegro.
El equipo, que preside Eugenio Ruiz Orozco, recurrió al Gobierno del estado para solicitar apoyo económico, ya que su participación en el Torneo Apertura 2013 del futbol mexicano corría peligro.
El problema era que esos millones que el gobierno le daría al club sería dinero público, algo que no debe realizarse.
Fue tanta la presión que tuvieron el club y el gobierno de Jalisco, que el Atlas decidió retirar la petición de ayuda y buscar otras opciones para mejorar su economía.
Natividad González Parás + Rayados y Tigres: ‘Paró’ las antenas
Este político no intentó comprar o financiar al equipo de casa, pero logró sacar provecho de su popularidad.
En Nuevo León aun se recuerda cómo José Natividad González Parás, quien buscaba la gubernatura, consiguió que se abriera la señal televisiva de las Semifinales del Torneo Clausura 2003 entre Tigres y Rayados.
Estos dos equipos por primera vez se enfrentaban en una Semifinal de Liga del futbol mexicano.
El entonces candidato priista pagó para que SKY aceptara no transmitir los juegos en pago por evento, como se acostumbra a hacerlo, sino que la señal se viera libremente en todo el estado.
Después de ese caso, Rayados y Felinos se volvieron a enfrentar en Liguilla en dos ocasiones, pero esta vez el gobierno estatal ya no pugnó porque se abriera la señal.
A este caso que le permitió a Natividad ganarse la simpatía de muchos aficionados al futbol, se le suma el caso del terreno donde se construye el nuevo estadio de los Rayados.
El gobierno de González Parás le cedió a FEMSA 18 hectáreas del Parque La Pastora, en Guadalupe, sin la necesidad de que se pagara algo por el terreno.