Tortura: condenada y justificada

La mayoría de los mexicanos consideran a la tortura como una práctica igual o más grave que otros delitos como el homicidio, violación o secuestro, sin embargo, más de la mitad consideran aceptable la tortura como castigo a quienes cometen delitos graves.

Estos resultados se desprenden del ‘Diagnóstico Nacional de la Percepción de la Población sobre la Práctica de la Tortura’, presentado por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) a través de su Comité de Tortura, Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes (CTTCID).

Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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La mayoría de los mexicanos consideran a la tortura como una práctica igual o más grave que otros delitos como el homicidio, violación o secuestro, sin embargo, más de la mitad consideran aceptable la tortura como castigo a quienes cometen delitos graves.

Estos resultados se desprenden del ‘Diagnóstico Nacional de la Percepción de la Población sobre la Práctica de la Tortura’, presentado por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) a través de su Comité de Tortura, Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes (CTTCID).

En uno de los apartados del diagnóstico se muestra cómo los encuestados equiparan la gravedad de la tortura con otros delitos como el homicidio, violación y el secuestro. Casi 3 cuartas partes lo consideran igual de grave o más grave.

Sin embargo, como demuestra otra de las gráficas, consideran aceptable la tortura para las personas que cometen delitos de alto impacto. 6 de cada 10 personas están de acuerdo o muy de acuerdo para un delito de violación, y más del 50 por ciento en el delito de secuestro.

Según la interpretación de la CEAV, el responsable de la violación es colocado “…en  un lugar donde es legítimo(…)  el castigo y el daño que infringe la tortura como venganza o escarmiento”.

El secuestro representa una de las peores modalidades de violencia en los últimos años, por lo cual, ha aumentado el temor de la población a ser secuestrada. Por ello, concluye el diagnóstico, “…un porcentaje significativo de las y los entrevistados deja de considerar al secuestrador como sujeto de derechos”.

Una tercera parte de los encuestados considera necesaria la tortura para obtener información que pueda proteger a la población de un riesgo inminente. Poco menos de un tercio están en desacuerdo, y otra tercera parte dice no estar de acuerdo ni en desacuerdo y el 43 por ciento personas creen que la tortura es una forma de lograr que la gente diga la verdad.

Desconfiados de la autoridad

El diagnóstico también refleja la desconfianza que tienen los mexicanos en las instituciones de seguridad y procuración de justicia en el país.

Alrededor de la mitad tendrían poca o nula confianza de no ser torturados si son detenidos por el ejército, y más del 60 por ciento se sienten igual de inseguros de otras instituciones como la policía local, policía federal y el Ministerio Público.

En el informe ‘Situación de los derechos humanos en México’ realizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos durante 2015, el organismo ya advirtió de lo alarmante de la práctica de la tortura en nuestro país por parte de las autoridades.

 “La Comisión coincide con otros organismos internacionales al señalar que en México la tortura es generalizada, y se presenta frecuentemente entre el momento de una detención, y antes de que la persona sea puesta a disposición de un juez”.

En dicho informe se afirma que, la Procuraduría General de la República, contaba, al mes de abril de 2015 con 2 mil 420 investigaciones en trámite sobre tortura, pero que solamente existían 15 sentencias condenatorias a nivel federal.

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