Además de la Refinería de Dos Bocas que se inaugura este día, el proyecto de gobierno de la autodenominada “cuarta transformación” tiene otros que están prácticamente en el olvido.
Se trata de planes que se configuraron desde la campaña del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador. En cada pueblo que visitó en campaña dijo que realizaría estas obras y planes que hoy, a dos años de qué termine su mandato, se encuentran lejos de ver la luz.
A dos años de qué termine su mandato, difícilmente estos planes podrán desarrollarse o ejecutarse puesto que es poco o nulo el avance que tienen.
Uno de ellos es la descentralización de las dependencias públicas. Dicho plan consistía en que las propias dependencias del administración pública federal despacharían desde varias entidades de la República. Por ejemplo, el Instituto Mexicano del Seguro social (IMSS) estaría en Morelia. La Secretaría de Medio Ambiente se instalaría en Mérida y la de Turismo en Chetumal.
PEMEX, de acuerdo con el plan, se trasladaría a Campeche, y la Comisión Federal de Electricidad estaría en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. En Oaxaca operaría la Secretaría del Bienestar y en la capital poblana estaría ubicada la Secretaría de Educación, entre otros movimientos.
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La realidad es que desde el interior de las dependencias federales se presentó descontento ya que los trabajadores se negaban a cambiar de residencia para irse a otro estado del país y además la operación de las dependencias tiene un sentido que estén ubicadas en el centro del país.
“En cuánto mover a la Secretaría de la ciudad de México para pasarlas a cada capital. Me parece que cada capital iba a tener una secretaría diferente. Era un despropósito porque es desconocer cómo funciona la Administración Pública Federal, que no es nada mas una secretaría. La actividad diaria de cada dependencia de gobierno tiene relación con muchas otras secretarías”, explica Alejandro Animas, profesor de ciencia política y administración pública de la UNAM.
“Se tienen muchas reuniones interinstitucionales, es decir, entre diferentes secretarías se pueden reunir una o varias veces en un día o en una semana, con lo cual evidentemente se complica si una Secretaría se va a Chetumal y otra está en Tijuana”, detalla.
El corredor que no llega
El Corredor Transísmico consiste en realizar un puente aéreo de 310 kilómetros entre Salina Cruz, Oaxaca, y Coatzacoalcos, Veracruz. Se trata de aprovechar una de las partes más angostas del país para que los productos puedan ser trasladados a un precio más barato que por el Canal de Panamá.
Con ello, México podría asistir al comercio en la ruta Asia-costa oeste de Estados Unidos.
Para este 2022 el Presupuesto de Egresos de la Federación indica que se destinaron 10.6 mil millones de pesos para la obra, en tanto que en el año 2021 fue cuatro mil millones el presupuesto y un año antes, en 2020, fueron 3.4 mil millones de pesos. El total de la obra en un principio se valuó en 170 mil millones de pesos y se alertaba de posibles ajustes presupuestales.
El Proyecto Alternativo de Nación propuesto por Andrés Manuel López Obrador contemplaba realizar grandes proyectos de infraestructura, como la reconstrucción tras los sismos recientes ocurridos en el país y la conversión del sistema aeroportuario del Valle de México con la adaptación de la base aérea de Santa Lucía en un aeropuerto comercial, que ya fue inaugurado.
Además, plantearía obras de autosuficiencia hídrica, la construcción y modernización de carreteras, el llamado Tren Maya o tren turístico turístico transpeninsular y la ampliación de la cobertura de banda ancha para las zonas marginadas de México.
“Es conveniente resaltar que los proyectos de infraestructura se han desarrollado Comisión de desarrollo regional, especialmente en la región sureste del país. Además, hay que tener siempre en cuenta que sin infraestructura no hay progreso”, detalla el Proyecto Alternativo de Nación.
“La región del Istmo de Tehuantepec se encuentra inmersa en una profunda trampa histórica, por la cual es la propia dinámica derivada del efervescencia política y la inestabilidad social, impiden sentar las bases de un proceso de desarrollo incluyente que genera beneficios sensibles en el corto plazo para la población local, de tal manera que se sienta parte y se comprometa contar el proceso”, añade.