Sergey Brin, cofundador de Google, parece haber empezado una tendencia: el negocio de la carne artificial.
Después de que Brin desembolsara más de 300 mil dólares de su dinero para financiar el proyecto de Mark Post y su equipo de la Universidad de Maastricht –en el que se desarrolló la primera hamburguesa hecha en un laboratorio–, grandes mentes de la tecnología también quieren apostarle a esta alternativa emergente.
Bill Gates, cofundador de Microsoft, también está financiando proyectos para crear alimentos hechos en el laboratorio, específicamente carne sintética.
María Alesandra Pámanes