Cuando somos víctimas de una infección viral traducida en un resfriado común, asociamos la causa de nuestro malestar a ninguna otra cosa más que a esos síntomas clásicos del mismo resfriado, como el dolor de garganta y el estornudo.
Pero, según un estudio publicado en el journal Brain, Behavior and Immunity, el estado de ánimo decaído y los sentimientos de malestar que acompañan a un resfriado pueden responder a ciertos cambios registrados en el cerebro, y no necesariamente a los síntomas de esta enfermedad infecciosa.
Eugenia Rodríguez