Después de una larga noche en la que pegué el ojo casi al amanecer podría quejarme a más no poder, pero en esta ocasión puedo decir que el insomnio fue productivo pues ordene varios cabos que andaban sueltos.
Dentro de estas andanzas se me ocurrió un refrán que, si no encuentro autor previo, me dispondré a registrar con derechos de autor. Y dice así: “el que duerme en el suelo nunca se caerá de la cama”. Suena muy elemental, pero es cierto pues lo peor que te puede suceder es que te ruedes y golpees con algo que por muy doloroso que resulte, siempre será peccata minuta. ¿Qué opinan?
Si me pongo muy actuario diría que en administración de riesgos esta sentencia implica lo mismo que “eliminación de riesgos”, lo que no siempre es fácil de conseguir.
Y más allá de eso ¿Qué tiene que ver con el tema de las finanzas? Esta alegoría la relacioné, en mi extensa vigilia, con un principio básico de vida y no nada más de dinero, como lo es el sentido de previsión.
Casi dos décadas y media llevo tratando de sembrar cultura financiera en México y más allá, encontrándome frecuentemente con la despreocupación de la gente en temas simples y llanos que seguro les evitarían miles de sinsabores en su existir. En otras palabras: se vive el día y el fugaz presente sin pensar que es altamente probable el que sobrevivamos para ver la nueva luz del sol.
Un dicho popular nos enseña que “hombre precavido vale por dos” y es absolutamente cierto. Por eso debemos planear cada acto realizado para que con pasos firmes avancemos en la cimentación de un patrimonio que la mayoría de los clasemedieros no vamos a heredar.
Otra frase acuñada por el que escribe es la que dice “la vida ordenada es menos complicada”. Y para muestra tendríamos infinidad de ejemplos. Seguramente conocemos gente a la que parece que todo le sale bien. Te aseguro que no es gratuito ni obedece a un rito estelar ni a amarrarse algo en la muñeca izquierda. No, simplemente son personas que guardan un sentido previsional en sus vidas y particularmente en su cartera.
Esta palabra significa adelantarse a la posibilidad de sufrir alguna contingencia en función de los incontables riesgos a los que estamos sujetos, desde torcerse el tobillo hasta cosas graves como lo es la misma muerte, no porque suceda pues es evidente que así pasará, sino porque normalmente la calaca no avisa cuando llegará.
Y tú ¿alguna vez te has caído de la cama?
Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.