La historia que cuentan sus cercanos es la siguiente: el viernes, al término del partido México-Jamaica, el extitular del SIAPA se despidió de su mujer, quien meses antes había sido operada de un tumor; tomó sus cosas y se fue.
La Fiscalía General del Estado lo esperaba afuera de su casa en Bugambilias con una orden de aprehensión por peculado.
El boletín con escuetos detalles rápidamente llegó a las redacciones de los periódicos. La nota pronto se dio a conocer a través de las redes sociales. Todo en el contexto de los 100 días de gobierno de Aristóteles Sandoval.
Semanas antes Rodolfo Ocampo Velázquez conocía de su situación legal. Sabía que los priistas estaban orquestando un gran escándalo en su contra. Lo sabía porque los propios priistas se lo dijeron.
Incluso le propusieron que escapara, pues en su lógica eso ayudaba al extitular de SIAPA a librarse de la ley, mientras que a ellos les garantizaba un boomerang mediático que en mucho ayudaría a la imagen del nuevo gobierno.
La respuesta fue no, relatan los allegados de Ocampo Velázquez.
Sus cercanos aseguran que esperó hasta el último minuto para definir quién se encargaría de su situación legal. No cualquiera se anima a combatir una estrategia orquestada desde el Estado.
En días pasados el panista se negó a hacer declaraciones. Su abogado presentó algunas pruebas documentales en favor de su cliente. Se espera que en las próximas horas haya una resolución preeliminar de su situación jurídica.
Pero lo más seguro es que el acusado solo presente un amparo y quizá pueda salir libre. A vista de sus conocidos, su detención es un tema político más que una acción de verdadero escrutinio de los responsables del desfalco del SIAPA.
Con el amparo, Ocampo Velázquez buscará que una autoridad federal le dé curso a su juicio, que hoy se encuentra en la Quinta Sala bajo el expediente 274/2012, cuya titular, Elizabeth Álvarez Lagos, se liga al PRI, acusan los consultados.
