Los paisajes parisinos, el arte que inunda las calles de la llamada “Ciudad del amor”, los museos, así como las pinturas de Sandro Boticelli, en especial La Venus, fueron de gran inspiración para la cantante Carla Morrison; Francia la recibió desde hace tiempo para convertirse en su nuevo espacio de creación y hogar, al cual agradece poder mostrar su nueva faceta a través del sencillo “Una obra de arte”.
Morrison comparte a Reporte Índigo que, al momento de mudarse a París, reflexionó todo lo que había desatendido, como la relación consigo misma. Los momentos de soledad, no conocer el idioma y el estar inmersa en sus pensamientos fueron una etapa complicada; sin embargo, poco a poco, fue encontrándose para llegar a este momento y mostrar todos los colores que habitan en ella.
“Los hábitos que tenía, como cuando te ves al espejo y decir ‘me caga esto de mí’ (…) pero al ir a los museos me obsesioné con la época del Renacimiento. Mi esposo, quien en ese momento era mi novio, me decía que le recordaba mucho a Venus y me dejó pensando. Al investigar me vi reflejada en ella, todo lo que representa me recuerda mucho a mí y empiezo esta relación de aprender a quererme más. Así me di a la tarea de hacer una canción que hablara de celebrarnos, de sentirte chingona y sexy”, comparte.
Este momento, aunado a la pandemia, fue de introspección para componer cuatro temas, los cuales revelará de forma individual. Hasta este momento ha lanzado “No me llames”, “Ansiedad” y “Una obra de arte”, tercer acto con el cual quiere compartir un mensaje de autoaceptación, el recuperarse así mismo después de un momento difícil y detenerse a reflexionar sobre qué se quiere en la vida y del tiempo valioso que se puede compartir con la familia, la pareja y amigas y amigos.
Un renacimiento al ritmo de Beyoncé
Para la cantante, el confinamiento, invariablemente, trajo momentos de importantes para cuestionarse sobre las decisiones personales y de cómo sería el regreso a la “normalidad”, el cual, considera, puede verse como un renacimiento, estos sentimientos son reflejados en este sencillo en el que también se inspiró en Beyoncé, Rihanna y Taylor Swift, cantantes a quienes admira por los giros que han logrado hacer en sus carreras.
“Esta canción es la que más miedo me daba, pensaba ‘la gente va a decir esta no es Carla, regrésenmela’, pero yo soy así, la que hace la fiesta, nunca soy la que está llorando. Soy súper simple, siempre me estoy riendo. Algo que he aprendido es aceptar las otras facetas mías y darme cuenta que sí soy talentosa, guapa, que tengo algo que ofrecer. Mientras vas creciendo, dudas si de verdad estás preparada, tienes miedo, pero ahora me doy cuenta que era normal”, explica.
Además, con este sencillo confiesa que se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera profesional, mezclando ritmos urbanos, orientados más hacia una estética del rap y con el que sus seguidores también se sientan reflejados por su mensaje de empoderamiento, pese a todos los mensajes negativos que recibió de mucha gente.
“Muchos siguen mi proyecto, y sé que mis canciones, a veces, necesitan este mensaje de que uno se puede sentir chingón, así como el ave fénix. Mucha gente es testigo de cómo me bullearon, me comparaban con otras cantantes y me hacían pedazos, eso para una persona que no está emocionalmente preparada es horrible y traumático, pero ahora pienso, ‘bah, me vale, ya lo superé’ e hice una obra de arte con toda la mierda que me echaron”, externa.
Aunque al inicio fue una etapa oscura, ahora la cantante comparte que tuvo que vivir ese proceso doloroso para tener la seguridad de mostrarse tal cual es y comprender que se puede ser de muchas maneras.
“Antes juraba que iba a estar con guitarra acústica, mi voz y mi letra, con mi música triste y reflexiva, pero puedo ser de tantos colores y se vale jugar, a veces, creo que nos tomamos la vida muy en serio, se trata de aprender a no tener miedo”, indica.
“Ahorita me siento bien contenta por todo lo que he construido conmigo misma, pues lo más importante en la vida es la relación con nosotros mismos, cómo nos hablamos, nos queremos, apapachamos y la atención que nos damos”
Carla Morrison hace música con propósito
Durante su confinamiento, Carla Morrison pasó por un proceso creativo muy diferente al que estaba acostumbrada, entre tristeza, cuestionando todo y, otras veces, disfrutando de la tranquilidad que le brinda su hogar, estar con su esposo y perritos. Bajo este ambiente pudo tocar su piano, revisitar canciones, reescribirlas sin la presión que antes vivía y dejar que las líricas y las melodías la llevaran por rumbos nuevos.
Asimismo, le dio tiempo de estar con sus canciones, de plasmar su mensaje y descubrir que no hay nada más bonito que hacer música con un propósito y un fin.
“En la pandemia perdí a mi papá y ha sido un proceso muy raro, es doloroso. Yo no he tenido un velorio, entonces, todavía pienso que él está por ahí afuera y me marcará en cualquier momento; ha sido bizarro y a la vez de mucha reflexión. El día de su cumpleaños me senté, le puse su pastel, le canté las mañanitas, ha sido de tener estos momentos y crear significados en la vida, todo el tiempo y no dejarte llevar por lo que la sociedad te dice que es lo importante”, externa.
Por ello agradece que la música esté para ella, pues ha sido el regalo más importante que le ha brindado la vida, pues es la forma de “no volverse loca”. Además, se ha convertido en la forma de expresarse, de hacer un viaje personal y parte de su proceso interno.
“La música es súper importante, tiene un efecto muy cabrón en mi vida, desde cuando la creo hasta cuando la escucho, fue lo que me salvó en la pandemia, si no me hubiera marcado Ricky Martín para hacer una canción no sé qué hubiera hecho, fue el regalo más grande. A veces soy muy trágica y pienso: ‘¡ay, Dios mío, ojalá un día no despierte muda’, amo tanto cantar, lo es todo y agradezco ser una canturrina porque es lo que más feliz me hace, componer y estar involucrada en el arte, si no hubiera música qué aburrida sería la vida”, finaliza Carla Morrison.
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