Dos mundos reunidos por la música

Don Vicente González, músico de sones de Tixtla, Guerrero, se reunió con Esteban Mazen, pianista argentino, en el Festival Internacional Cervantino,
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Hace 53 años, el ritmo de los sones de Tixltla, Guerrero, cautivó al joven Vicente González. A su vez, pero a más de cuatro mil kilómetros de distancia, en Argentina, el pequeño Esteban Mazen comenzó a sentir un enamoramiento por la música clásica, el cual y apenas podía sobrellevar.

Hoy, tanto Gonzáles como Mazen lograron reunirse, la distancia, el tiempo y unas vidas casi completamente diferentes no impidieron que estos dos amantes de la música coincidieran, compartiendo que, aún con las características que los diferencian, el sentimiento y la emoción de subirse a un escenario los une irremediablemente.

Ambos artistas fueron parte del Festival Internacional Cervantino (FIC), asistieron a Guanajuato para compartirle a los visitantes de este evento cultural lo que han creado a lo largo de los años.

Mientras que Los Fundangueros de Tixtla lo conforman los dos hijos de don Vicente, además de su nieto de 15 años, Esteban sube al escenario con 10 músicos más, de Canadá, Estados Unidos, España, Italia y Argentina, quienes, con instrumentos hechos a mano crean música barroca, específicamente inglesa de las tabernas.

“Me encanta conocer a personas como Vicente, siempre me ha apasionado escuchar cómo se expresan de su cultura y de lo que logran con los instrumentos, me recuerdan un poco a los argentinos que conocí de chico, a los músicos tradicionales”, dice Esteban, director de música de cámara, a Reporte Índigo.

Don Vicente, por su parte, cuenta que compartir escenario con músicos extranjeros ha sido una de las mejores experiencias que ha tenido, pues lo hace darse cuenta de que aunque vivan en diferentes partes del mundo, la pasión por la música los convierte en una especie de hermanos.

Detalla que en una ocasión, cuando su grupo compartió en redes sociales que habían tocado con músicos argentinos, sus conocidos los criticaron, pues no era posible que tocaran una cultura diferente a la suya. “Yo le pedí a mi hijo que no hiciera caso, porque lo que no sabe esa gente es que hasta nuestra propia música proviene de otros lados”, sostiene don Vicente.

BernardoCid/ArchivofotoFIC2019

El impulso a no renunciar

Tanto Los Fandangueros de Tixtla como Esteban Mazen tienen más de 20 años en el campo musical, y aunque se han enfrentado a situaciones adversas, ello no les ha hecho pensar en renunciar, sino en seguir avanzando.

Mazen, quien dejó Argentina para ir a trabajar y a estudiar a España, declara que en sus giras por Europa no encuentra el mismo enriquecimiento que cuando asiste a países latinos, pues allá están tan acostumbrados a lo clásico y a vivir en una condición económica superior, que no logran reconocer el esfuerzo de grupos de música barroca.

“Llegar a Europa como argentino no fue fácil. La música en sí es dura, pero si uno tiene pasión no importa lo que pase”, asegura Mazen.

Por su parte, don Vicente detalla que el principal motivo que lo empuja a los escenarios es compartir su profesión no sólo a nivel nacional sino internacional, donde descubre que sus compatriotas agradecen la música que interpreta con sus hijos a través del baile.

“Hemos ido mucho a Estados Unidos, a Las Vegas, a Chicago, por ejemplo, y ahí, al ver que la gente aplaude nuestra bonita música, que la bailan, me hace seguir exponiendo las costumbres que mis antepasados me dejaron”, añade.

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