Entre el boom de la música pop y la electrónica de los años 80, surgieron varias bandas que enaltecieron el poder del rock mexicano. Botellita de Jerez, Los Caifanes, Café Tacvba y La Lupita fueron quienes dieron paso a todo un movimiento que le hablaba directamente a los jóvenes y su rebeldía.
Han pasado 30 años y La Lupita es reconocida como una de las agrupaciones más icónicas del rock mexicano, distinguiéndose por el carisma y sentido del humor en sus letras.
Integrada por Lino Nava y Héctor Quijada, sacaron en 1991 su álbum debut, Pa’ servir a ud, y desde entonces no dejaron de sacar éxitos que, hasta ahora, jóvenes y adultos disfrutan.
Lino Nava recuerda su paso por la industria musical, periodo que percibe como una especie de liga, como algo elástico, porque aún cuando, en ocasiones, las circunstancias no le han permitido ejercer su carrera, pese a todas las barreras, para él, la música, su forma de vida y pasión, siempre regresan y lo llenan de energía.
“La música, para mi gusto, es como una charla, necesita un camino de ida y vuelta. Grabé un primer disco cuando tenía 18 años, a finales de los 80 y hoy celebro 30 años de La Lupita. Tengo 52 años y es maravilloso ver cómo la música sigue siendo un diálogo, una pregunta y una respuesta”, relata el guitarrista a Reporte Índigo.
Contra todo pronóstico
Un sinfín de modas musicales han recorrido los medios radiales, foros de concierto y gustos personales. Luchas, censura y, actualmente una pandemia, han sido eventos que no les han impedido seguir con su propuesta. Y, aún en tiempos complicados, han logrado seguir con su legado para que el rock siga presente.
“En 30 años jamás me imaginé que hubiese algo tan impensable como la pandemia, pero aquí seguimos. Para La Lupita es increíble poder celebrar estos momentos con un disco y canciones nuevas luego de todo lo vivido”, relata Lino.
Y precisamente para festejarlo, la banda presenta el lanzamiento de Tormenta, una producción discográfica con 10 canciones originales, piezas que, agrega Lino, fueron compuestas en una época particular como el confinamiento que se sumó a algunas complicaciones de salud de Nava, tras batallar contra el cáncer de cabeza y salir vencedor de la enfermedad.
“Tormenta habla de cómo uno entra literalmente a una ola salvaje y sale; reforzó mis convicciones musicalmente. Este disco tiene varias canciones rancheras, mariachi con batería y gritos. Algunas de las canciones son highenergy, un género de los 80 que nos encanta y tiene que ver con el baile, la cultura underground”, comparte.
Además, con Tormenta quieren dar un mensaje a todas las mujeres que gustan del rock, esto se puede escuchar en el primer sencillo “Linda Chica Rocker”: “es un homenaje a las mujeres que les gusta la camiseta negra, ahorrar para ir a los conciertos y que, en lugar de estar escuchando a Maluma, escuchan David Bowie”, platica.
Pero “Linda Chica Rocker” también tiene un mensaje más profundo e íntimo, pues se trata de una canción que Lino Nava compuso a su esposa e hija, en ella quiso hacer un homenaje de amor y transmitir que, pese a cualquier adversidad, la familia siempre va a estar presente.
Así, Tormenta más que una celebración, se volvió un tributo a la vida y a la pasión por crear música. No obstante, realizarlo en medio de la pandemia fue muy complejo, pues fue el primer material que materializaron desde la distancia.
“Fue complicado porque es el primer disco de La Lupita en el que ninguno de los integrantes hemos estado juntos para grabarlo. Héctor vive en Valle de Bravo, no pudo venir a mi estudio, el tecladista está en Veracruz, el bajista en Toluca, y yo en Coyoacán. Así que ha sido un disco con una especie de conexión de larga distancia, pero eso nos enseñó que nada nos impide o limita para generar música”, expone.
El regreso a los escenarios
Otro de los retos a los que se enfrentó la banda, así como gran parte de las demás agrupaciones musicales, fue no poder presentarse en conciertos en vivo. Esto lo ven como algo terrible, pues La Lupita vive de ellos.
Lino comparte que las regalías que generan sus canciones representan una fracción mínima, a diferencia de los géneros de moda. “Quien realmente vive de las regalías, con los pesos y dólares que se ganan porque su canción suene en la radio, TV, una película, etc, el día de hoy va para géneros muy comerciales, y no voy a hablar de reggaetón, el cual se está llevado todas las regalías habidas y por haber”.
“La música pop se lo llevó por un momento y el rock no es caracterizado por tener ese tipo de ingresos, porque el rock no paga payola, no entra en ese juego. Nuestro ingreso, en el sentido económico, viene de los conciertos”, revela Nava.
Por ello, celebra que nuevamente se estén realizando eventos presenciales, y que poco a poco se esté reactivando el contacto con el público, porque a final de cuentas, la vibra de estar todas y todos juntos, y la energía que se genera en los escenarios es lo que le da vida al rock.
Para todo aquel o aquella que crea que el género del rock and roll está muriendo, Lino afirma que se encuentra en “el taller mecánico”. Para su gusto, es un estilo de música, más en Latinoamérica, que sobrevive a cualquier oleada y tormenta de modas.
“Está inflando sus llantas, aceitando sus cadenas, preparándose para lo que viene. Cuando en los 80 todo era Timbiriche, Garibaldi y quién sabe cuánta porquería prefabricada, había gente haciendo rock, en los 90 cuando la gente se dio cuenta que esa porquería no valía la pena igual, así que creo está en una etapa de fortalecimiento en cierto sentido y que la validación de esto lo da la gente que llena los conciertos, porque la gente no deja de escuchar la música que le gusta, aunque en la tv y radio pasen pura mierda”, concluye Lino Nava.