Un estudio reveló que en las semanas siguientes al estreno de la controversial serie de Netflix sobre suicidio, 13 Reasons Why, hubo unas 900.000 búsquedas más a las comunes que incluyeron el término “suicidio”.
La serie protagonizada por la actriz Katherine Langford y estrenada el 31 de marzo de este año causó revuelo por abordar el suicidio desde una narrativa que podía hacer parecer que lo suavizaba o normalizaba.
La investigación publicada por JAMA Internal Medicine analizó los datos de búsqueda de Google de las casi tres semanas que siguieron luego de que la serie estuviera disponible en Netflix. El aumentó significó un porcentaje de 19 con base en los pronósticos que mostraron Google Trends y las tendencias históricas de búsqueda.
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Las búsquedas incluyeron los datos sobre las líneas telefónicas que atienden a potenciales suicidas y la prevención del suicidio. Lo más inquietante es que hubo también quienes investigaron métodos para cometer suicidio.
Es incierto si hay un vínculo directo entre estos datos y la serie, además esta información no se comparó con el número de suicidios o intentos de suicidio reales. Esta alza en las búsquedas pudo deberse a mera curiosidad o a interés real por cometer suicidio. La publicación señaló que los productores de 13 Reasons Why pudieron haber hecho más para enfatizar la prevención del suicidio, como ofrecer información de dónde encontrar ayuda, antes y después de cada episodio.
La serie se convirtió en un fenómeno mediático luego de su estreno La historia de una hermosa chica que sufre soledad y depresión en la preparatoria y su explicación de por qué decidió suicidarse a través de grabaciones, capturó la atención de la audiencia. Algunos capítulos contienen advertencias sobre las escenas de violaciones, abuso de drogas y acoso. En el último capítulo se muestra explícitamente el suicidio de la protagonista.
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John Ayers, quien dirigió la investigación comentó que los productores de la serie deberían editar los episodios para llevar la atención a la prevención. Por su parte, Madelyn Gould, investigadora de la Universidad de Columbia para la prevención del suicidio admitió que el método de estudio de la investigación no fue tan riguroso pero que los resultados deberían tomarse con seriedad.
