No se sabe cuántos. Al momento, solo es posible afirmar que “muchos” de los pequeños que viven en las zonas más marginadas y conflictivas del mundo son fruto de un intercambio de sexo por dinero, comida, medicamentos y otros bienes.
Este intercambio se da entre el personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en –supuestas– misiones de paz y mujeres de zonas rurales, hambrientas y sin refugio.
Otros son bebés producto del abuso y explotación sexual contra menores cometidos por los “cascos azules”.
Eugenia Rodríguez