Rolando Hinojosa
ENERGíA Descontrol petrolero

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) nuevamente ha golpeado los mercados petroleros, abandonando por completo su rol tradicional y dejando que el precio del crudo se hunda a su punto más bajo en siete años.

Tras una prolongada reunión en Viena el viernes de la semana pasada, la OPEP, que en conjunto reúne alrededor del 40 por ciento de la producción petrolera global, decidió abandonar temporalmente su objetivo de producción de 30 millones de barriles diarios.

FINANZAS Tensa calma

En comparación con la turbulencia que experimentaron en agosto y septiembre de este año, los mercados financieros alrededor del mundo parecen estar mucho más calmados, aún a una semana de lo que se prevé será la primera alza de tasas de interés estadounidense desde el 2006. 

Sin embargo, autoridades monetarias como el Banco de Pagos Internacionales (BPI), conocido como el banco central de los bancos centrales, advierten que este escenario de menor volatilidad podría romperse próximamente y traer fuertes consecuencias para los mercados emergentes como México.

POLíTICAMONETARIA Divergencia atlántica

En medio de la peor crisis económica desde la Gran Depresión, los bancos centrales de Estados Unidos y de la Unión Europea respondieron moviéndose en la misma dirección. 

Ambas instituciones recortaron sus tasas de interés de referencia a mínimos históricos y emprendieron medidas heterodoxas de estímulo mediante programas billonarios de compras de activos.

ENERGíA El nuevo golpe petrolero

Hace un año, la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de mantener su objetivo de producción petrolera intacto convirtió el declive en los precios del crudo en un colapso histórico. 

Ahora, con los precios tocando su punto más bajo en seis años y los inventarios globales en sus niveles más altos en más de 80 años, los mercados se alistan para un nuevo impacto negativo como producto de la última reunión de la OPEP en el 2015.

ECONOMÍA Advertencia brasileña

Para los mercados emergentes como México, un 2015 decepcionante podría convertirse en un 2016 aún peor gracias a un mal común: un alto, y creciente, nivel de endeudamiento privado (que engloba las obligaciones de las empresas y de los hogares).

Quizá ningún país ejemplifica mejor esta situación que Brasil, que en parte gracias a una deuda privada equivalente al 93 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) se enfrenta a su peor recesión desde 1930 y a una inflación de doble dígito que sus autoridades no han podido controlar debido a la fuerte depreciación del real brasileño.



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